Señor director:

Las flores están para ser disfrutadas por el ser humano. Nos acompañan en alegrías y en tristezas. En otoño, disminuye la variedad de las flores (supuestamente). Pero la situación economía ha hecho lo suyo. También ha golpeado a una de las más bellas expresiones de la naturaleza: a la industria de las flores.

Sin ir tan lejos, esta crisis se nota cuando miramos los jardines de las casas de familias o paseos públicos, plazas, etc.. Ya no hay colores o perfumes que identifican a las flores. Las formas, los tamaños, las texturas y sus aromas. Las flores ocupaban el espacio de bienvenida en cada casa. Una buena costumbre, hoy casi desaparecida, ver a muchas señoras, llevar flores con su compra, ya sea en el centro, mercado de abasto, feria. Estaban destinadas para adornar y decorar la mesa del comedor o un coqueto rincón.

En San Juan, la costumbre de adornar la mesa con flores naturales, cada día pierde vigencia, "están caras'' y la moneda no alcanza.

Estas flores de otoño viven y se multiplican para alegrar nuestras vidas. Conservan su esplendor, colores y mil perfumes que las hacen eternas, más allá de las crisis que nos toca vivir.