Señor director:  
Ha comenzado el Adviento, sin duda tiempo de Esperanza. Aún con la dificultad que supone tomar una cierta distancia de lo superfluo, que invade desde ya mismo la preparación más mundana de este tiempo pre navideño, estamos llamados a gobernar las realidades materiales, no a dejarnos arrastrar por ellas.  


Si nos dejáramos condicionar hasta el punto de ser arrollados por la vorágine que se desata, no podríamos percibir que hay algo muy importante, y que no es otra cosa que nuestro encuentro final con el Señor. 


Las cosas de cada día deben tener ese horizonte y ser dirigidas hacia él, con más fuerza, si cabe, en este tiempo de Adviento, tiempo de la esperanza auténtica que nuestro mundo tanto necesita.