Regresan los amigos de la banda oriental, La Vela Puerca tocará nuevamente en San Juan para celebrar dos décadas de andar por los escenarios rioplatenses, del continente y también fuera de él. A través de una gira por las principales ciudades del país, aterrizan en los pagos cuyanos para brindar un show en tono retrospectivo, con el repaso de lo mejor de sus producciones musicales. Junto al grupo No te va a gustar, son los referentes del rock uruguayo por excelencia y en convocatoria. DIARIO DE CUYO habló en la previa de su recital en Hugo Espectáculos (ver aparte) con Sebastián "Cebolla" Cebreiro. El vocalista reflexionó el presente y espíritu que reina en el grupo con 20 años en el ruedo. 

 
- ¿Qué hito importante puedes destacar en estos 20 años del grupo?


- Se me hace difícil poder elegir uno. Al principio comenzamos como un proyecto de amigos de manera totalmente inconsciente de lo que hacíamos. Con el tiempo, adquirimos el privilegio de mantenernos unidos, desde aquel 24 de diciembre de 1995. La banda tuvo la valentía de enfrentarse a la realidad que le tocaba vivir en cada disco publicado y en no haber repetido fórmulas. Si hubiéramos trazado un plan ambicioso en aquel tiempo, seguramente la historia podría haber sido otra y no estaríamos hablando de esto.  


- ¿Cuál fue el momento crítico que los marcó para dejar de tener un hobby a convertirse en profesionales?


- Creo que uno de los mojones fundamentales de nuestra historia fue la creación del primer disco (Deskarado, 1998). Esto fue un antes y un después para la banda, como para en la vida personal de cada uno. Eso nos trajo mucho público, pero también nos trajo muchas responsabilidades que cumplir. Tenemos la fortuna de poder vivir, convivir, compartir y trabajar con amigos. Ese privilegio no lo tiene mucha gente. Discusiones y momentos malos, lo pudimos resolver por el camino de la amistad desde un lugar sano y no desde un ego personal.  


 

- ¿Cuál es la línea que no pueden traicionar en cuanto a su posición artística, ideológica o política?
- El hecho de enfrentarse a una realidad musical, de presentar un disco nuevo, en decir cosas, es lo que no podemos traicionar. La gente lo que espera es que sigamos siendo auténticos con nosotros mismos. Somos los que debemos defender nuestras canciones en el escenario con coraje. La sinceridad del artista a la hora de exponer, no puede estar en duda entre el grupo mismo.  


 
- ¿Cómo soportaron los cambios tecnológicos en la industria musical desde el vinilo hasta el streaming?


- Pienso que no queda otra que adaptarse a lo que pide el público. Por más que siga siendo fetichista del vinilo, del casette, del arte de una tapa; pero como hay nuevas generaciones que les resulta más cómodo descargarlo por Internet, que no saben apreciar una colección de discos. Todo pasa por aceptar el presente. A veces beneficia, a veces juega en contra. Somos una banda que supo interpretar el público que nos viene a ver y las nuevas formas de consumir la música. No me pongo a pelear contra la piratería, ni tampoco soy fundamentalista a exigir a la gente que sólo compren discos. La gente compra si puede, no le alcanza la plata para la comida y pagar los impuestos.  


 
- ¿Qué cosas tiene todavía por decir La Vela?


- Nunca tuvimos un gran objetivo. Surfeamos sobre una ola gigante con el peligro de caernos y rompernos la cabeza. En ese sentido, cumplimos sueños que no soñamos. La Vela ha escrito canciones que han trascendido más allá de lo imaginado. Todo lo que viene es incierto. Podemos esperar cualquier cosa. No tenemos grandes proyectos en la cabeza sino que disfrutamos el presente y esperamos nuevos desafíos. No nos quedamos en la comodidad de las cosas que funcionan bien. Me veo en esta banda durando lo que tenga que ser y enfrentando con valentía lo que haya que enfrentar. 
 
- ¿Con qué actitud artística percibes los actuales problemas sociales?


- Estamos viviendo en un mundo competitivo ambicioso, donde supuestamente no queda más que vivir para trabajar, para conseguir dinero, para comprar tiempo libre. A veces, mucha gente olvida que en vez de quedarse con el tiempo libre, prefiere trabajar para hacer más rico a otro. La peor pobreza sigue siendo la intelectual, el hecho de no poder elegir a dónde querés estar, eso te hace más pobre aún. La cultura y el arte es el refugio ideal para las personas desahuciadas, para los anestesiados, para aquellos que creen que no les queda otra que salir a laburar a las 6 de la mañana y volver a las 10 de la noche y ver que tus hijos duermen. Es una realidad muy triste y que nos hacen convencer que no hay otra forma de vivir. Es difícil de interpretar la sociedad, pero creo que la cultura es lo mejor que tenemos para saciar ese vacío que te deja este sistema hipócrita. 

DATO 
La Vela Puerca celebra sus 20 años de vida con un show explosivo que dará en Hugo Espectáculos (España 70 sur) el próximo miércoles 7 de diciembre a las 21. Entradas a $250, anticipadas en boletería de Hugo, Data 2000, Farmacias Echegaray y www.masticket.com.