Una protesta pacífica de independentistas en el corazón de Barcelona, terminó este martes con una batalla campal con la Policía y mantuvo en alza la tensión y los disturbios en Cataluña por segunda noche consecutiva en contra de la sentencia que condenó a líderes separatistas a entre 9 y 13 años de cárcel. Casi 50 vuelos debieron ser suspendidos por protestas en el aeropuerto.

La manifestación, convocada por organizaciones y referentes secesionistas para rechazar la condena a prisión anunciada ayer contra los líderes catalanes que encabezaron la fallida declaración de independencia en 2017, trascurrió durante dos horas en tranquilidad.

Pero, minutos antes de que terminara y se iniciar la desconcentración, la Policía Nacional comenzó a avanzar y empujar.

 

Toda la zona estaba vallada y la multitud de cientos de miles de manifestantes estaba pegada uno contra otros. Por eso, cuando los policías empezaron a empujar con sus escudos hubo caídas, gritos y temor a una avalancha.

En medio de ese caos, un grupo de jóvenes encapuchados comenzó a sacar las vallas y a lanzarlas, junto con piedras, a las fuerzas de seguridad que sellaban la esquina del Paseo de Gracia y la calle Mallorca, a solo unas cuadras de la sede del gobierno central español.

Los policías respondieron reprimiendo con bastones y balas de goma, lo que escaló aún más la confrontación.

En apenas media hora, el Paseo de Gracia se había convertido en un pandemonio, con cuatro o cinco barricadas y contenedores de basura en llamas.

 

Las imágenes de televisión en vivo desde la capital catalana han mostrado momentos de alta tensión entre los agentes de policía y los manifestantes alineados muy cerca unos de otros.

Según el diario La Vanguardia, los departamentos de los Mossos d'Esquadra, la policía catalana, actuaron para dispersar a los grupos más violentos, como los que actuaron en el Eixample, un distrito central de la ciudad, y utilizaron la fuerza en particular en el famoso Paseo de Gracia, donde los bomberos también intervinieron para apagar las hogueras encendidas por manifestantes.

Incluso varias ambulancias llegaron al lugar para ayudar a los heridos. Las trifulcas también ocurrieron en Tarragona. "Volveremos a ejercer nuestro derecho a la autodeterminación", amenazó el presidente del Estado Generalitat de Catalunya, Quim Torra.

La mayoría de los manifestantes aceptó abandonar la zona, aunque algunos grupos se quedaron y revivieron algunas confrontaciones aisladas con las fuerzas de seguridad.

Al caer la noche, la zona seguía dominada por más de 30 camiones policiales y, según el diario El Mundo, al menos tres manifestantes fueron detenidos.

Cataluña, y Barcelona en particular, ha estado en el centro de una de las disputas institucionales y políticas más importantes de España en los últimos años.

Sin embargo, hacía años que la ciudad no vivía momentos de represión y confrontación tan fuertes como las de hoy, especialmente de manos de la Policía Nacional y no de las fuerzas de seguridad locales.

La última vez que se vivió una situación similar y una confrontación tan clara con las fuerzas de seguridad nacionales fue durante la huelga general contra el gobierno de Zapatero hace 11 años.