"Les pido un gran favor: nada de fotos con ella. Si pueden, ni la miren, ni se acerquen". La sugerencia-orden partió de boca del capitán argentino que llevó a nuestro país por primera vez a ganar la tan esquiva Copa Davis. Daniel Orsanic les "aconsejó' esto a sus dirigidos apenas pisaron Zagreb y sabiendo que se iban a cruzar muchas veces con la Ensaladera de Plata, el máximo torneo por equipos en un deporte por excelencia individualista como el tenis. Si le hicieron caso o no, poco interesa a esta altura. Lo cierto es que Argentina se sacó una espina gigante que tenía clavada desde 1900 y que en el camino lo vio perder nada menos que cuatro finales, siendo el país con más derrotas en esta instancia. Eso ayer se acabó. Por eso las lágrimas del nuevo héroe nacional, Juan Martín Del Potro, tras darle vuelta al seis del mundo, Marin Cilic, un partido que estaba feo con el 0-2. Fue la consagración de Federico Delbonis, protagonista del quinto y decisivo punto, jugado por el azuleño de manera estupenda y barriendo en tres sets al gigante Ivo Karlovic. El triunfo 3-2 en la serie marcó, una vez más, los aciertos en sus elecciones de Orsanic, apellido que se recordará por siempre en nuestro país. Cuando asumió como capitán el año pasado, lo primero que hizo fue charlar con Del Potro y asegurarse que el "as' con que cuenta nuestro país estuviera dispuesto a jugar la Davis. La Torre se había distanciado del certamen por sus desentendimientos con el anterior capitán, Martín Jaite. 


Más de cuatro mil argentinos fueron testigos privilegiados en el Arena Zagreb de uno de los hechos históricos del deporte argentino. Porque es la consagración que le faltaba al "deporte blanco' en nuestro país. Una historia de más desilusiones que alegrías que siempre se emparentan con la Davis. Sino, basta con recordar que la primera final perdida fue visitando a Estados Unidos en 1981 y con Guillermo Vilas y José Luis Clerc sin dirigirse la palabra. 


Luego llegarían las chances perdidas en Rusia (2-3 en el 2006), España (1-3 en el 2008) y la que más dolió y dio la impresión que la perdieron los propios argentinos: en Mar del Plata el 2011 nuevamente contra la Furia Roja. Ese fin de semana tuvo poco de Feliz en la ciudad balnearia y aún se recuerdan los celos y disputas internas entre David Nalbandian y un joven Del Potro. 


Cuando se realizó el sorteo para este año, a fines del 2015, los pronósticos no eran muy auspiciosos para los argentinos. Delpo se encontraba en recuperación de una de sus operaciones en la muñeca izquierda y se sabía que para ganar la Davis había que jugar todo el camino de visitante, un condicionamiento vital en este certamen. Leonardo Mayer fue el héroe en Gdansk en marzo dandole el tercer punto en la llave contra Polonia. Se llegó a cuartos de final para medirse con Italia en Pesaro, en lo que marcó el regreso a la Davis de la Torre de Tandil. Fue partícipe del dobles que inclinó la serie y luego, tal cual ocurrió ayer en Croacia, Delbonis definió la historia.

La instancia previa a la gran final tuvo su parada en Glasgow y ante la Gran Bretaña de Andy Murray. Del Potro le hizo morder el polvo al actual número uno del mundo en una batalla de más de cinco horas y encaminó la serie. Hubo que esperar hasta el quinto punto y ahí apareció el Yacaré Mayer, quien con su triunfo (el 10mo en singles de la Davis, donde aún no cayó) dio el pasaporte a la definición. 


Tras un viernes "lógico' en Zagreb y la caída el sábado en el dobles (1-2), todo quedó cuesta arriba para el domingo. La mano venía torcida con Marin Cilic y su andar contundente ante Del Potro para estar a un set de repetir la gloria para Croacia obtenida en el 2013. De ahí en adelante todo empezó a cambiar. JM cerró un año de película de Hollywood y le dio paso a Delbonis, quien jugó el partido de su vida. 


"Es el triunfo de todo el tenis argentino", remarcó Orsanic apenas tocó y besó por primera vez la Davis. Porque la Copa ahora sí se mira, y también se toca.