Un trámite. Apenas eso. Es que en sólo 45 minutos, la calidad de River fue diferencia justa y precisa para meter al Millonario en su primera final de Copa Argentina que sería el próximo 14 frente a Rosario Central, después de resolver con holgura su clasificación venciendo en semifinales a un tibio y limitado Gimnasia y Esgrima de La Plata, al que derrotó por 2-0. Sebastián Driussi y Lucas Alario resolvieron todo en los últimos 6 minutos del primer tiempo con sus goles.

Pero antes y después de sus conquistas hubo un partido apenas intenso en el que River fue dueño de todo: pelota, campo e iniciativa.

Empezó muy bien y a los 4’ ya anunció que no vino a San Juan a pasear porque fue gol de Ponzio y por decisión del segundo asistente Norberto Moyano fue anulado. Era un aviso. River insistía. Quería más.



El trío D’Alessandro-Martínez-Fernández empezó a generar más y a desnudar flaquezas en el mezquino esquema que paró Gimnasia que se plantó para la contra y a aguantar sin la pelota.

Pity Martínez tuvo un remate que se fue apenas desviado por arriba a los 19’, luego Driussi tuvo una de tiro libre pero a los 39’ se mandó Nacho Fernández por la derecha, ganó, desbordó y metió el centro al primer palo donde el goleador de gran presente, Driussi anticipó a la defensa del Lobo para dejar parado a Arias y poner el 1-0.

Era justo y merecido. River lo había buscado y tal vez en el momento en el que había empezado a caer en su presión, encontró el premio a su propuesta.

Pero Gimnasia no se animó después de ese cachetazo. Siguió metido atrás, sin pelear la posesión de la pelota y a los 44’ cuando se moría la primera parte, se murió la semifinal cuando el peruano Ramos dudó en la salida, se la ganó Martínez y el centro encontró al letal Alario para sentenciar el 2-0 y el pasaje a la final.

Gimnasia tuvo un arresto de coraje y a Oreja le hicieron un penal que Herrera no vio. El complemento, estuvo prácticamente demás. Sirvió para que River rotara gente y para ver las limitaciones de un Gimnasia que tuvo que cambiar de libreto sin tener contenido para sostenerlo ante un rival que fue más en todos los sentidos del juego.
 

CLAVES

CALIDAD. El peso de las individualidades hizo la diferencia justa y exacta en favor de un River que supo explotarlas.


DIFERENCIA. River fue mucho más que la tibia expresión de Gimnasia que cambió de libreto sin contenido alguno.


PREMIO. La actitud, la propuesta y la contundencia para sacar la diferencia puso a River con justicia en la final de la Copa.