Es un viejo carcelero, conocido de los policías de calle y de los abogados, fiscales y jueces que más de una vez intervinieron en sus numerosas causas, la mayoría por delitos contra la propiedad y drogas. De hecho, registra al menos una condena por encubrimiento en un robo (6 meses en 1997) y otras dos por la ley de estupefacientes: una de 4 años por comercio dictada el 11 de marzo de 2005. Y la más reciente de 2 años y 3 meses del 25 de noviembre de 2015, también por drogas. Es Raúl Armando "Oso" Silva (67 años). El 27 de agosto del año pasado, saltó a la escena mediática otra vez por transgredir la ley, pues quedó en la mira como único sospechoso de haber atropellado en un Fiat Duna, desde atrás, a Ricardo Cortez y su hija Abril de 18 años, que circulaban en una moto Zanella 125 cc tirando un carro. Ocurrió sobre las 20 de aquel día, en el que Silva recibió una golpiza por conocidos de la víctima y en el que se determinó que conducía con 1,80 gramos de alcohol por cada litro de sangre (lo tolerable es 0,5). El 4 de septiembre quedó imputado por homicidio culposo y lesiones culposas (ambos delitos agravados) pero ahora esa causa podría quedar en nada. ¿La razón? Un ataque cerebrovascular (ACV) que sufrió el 9 de septiembre y que llevó a dos médicas a instalar la suposición de que Silva está a un paso de la inimputabilidad, pues dijeron que le cuesta expresarse (sufre afasia) y no comprende, situación que puede ser permanente y sin mejoras. Todo esto, sin contar con los problemas de tabaquismo, alcoholismo, consumo activo de marihuana, hipertensión arterial y una operación al corazón como antecedentes.

El informe de las médicas fue clave para que el fiscal Nicolás Schiattino y el ayudante fiscal Sebastián Gómez (UFI de Delitos Especiales) pidieran ayer la suspensión del proceso hasta el próximo 4 de mayo (ese día vence el último plazo de prisión preventiva), momento para el cual también se espera que dos médicos (uno especialista en neurología, por orden del juez Diego Manuel Sanz) determinarán si comprende o no, si puede asistir a las audiencias, permanecer detenido y si es posible determinar si podrá o no recuperarse.

Silva llegó ayer en silla de ruedas hasta la sala de audiencias. Asintió con la cabeza (por si o por no) cuando el juez le pidió ratificar su nombre y la ratificación de su defensor, Faustino Gélvez, quien no se opuso a la junta médica. Si esos profesionales concluyen que sufre serios daños cerebrales que le impiden comprender la criminalidad de un acto, debe ser sobreseído.