Dos de la tarde, 14 de mayo de 2015. Yolanda Alcucero transitaba por calle Pellegrini, en La Bebida, Rivadavia, cuando se le salió la cadena de su moto frente al camping de UDAP.

Concentrada en el trámite de encajarla otra vez, la mujer escuchó que al lugar arribaba otra moto, pero en lugar de solidaridad recibió una piña en la espalda y una amenaza: ‘Dame el celular, dame las llaves de la moto, sacate la campera, dame todo lo que tengás si no te mato con el cuchillo’, le dijo un sujeto mientras le apoyaba algo en la espalda. Yolanda no se amilanó.

Apenas giró, le dijo al sujeto que no le daría la moto, pero en cambio se vio obligada a entregar su campera, sus zapatillas, el casco y un monedero con unos $400. Instantes después, el ladrón y un cómplice que lo esperaba, se hicieron humo.

Fue un momento increíble para la mujer, porque al ver a los delincuentes supo en el acto que eran los jóvenes que había tenido en su casa haciendo trabajos de albañilería. Hasta sabía que Roberto Neri Barahona (26) y su primo Diego Sebastián Barahona (19) vivían en el Lote Hogar 24, frente al camping, dijeron fuentes judiciales.

Por eso cuando puso la cadena en su rodado, se fue descalza hasta la casa de uno de ellos, se anunció para pedir de buenas que le devolvieran sus cosas, pero sólo la atendió la hermana de uno de los sospechosos y se tuvo que ir con las manos vacías.

Sin querer, la mujer tendía a esos jóvenes un puente para que no fueran a la cárcel, porque probablemente el asunto hubiese quedado sólo en un pésimo recuerdo si le devolvían sus pertenencias.

Esa vez partió, con la firme decisión de poner la denuncia en la Policía. Y minutos después los primos fueron detenidos. Roberto, el más activo en el asalto, cayó con un cuchillo y una escopeta tumbera.

Al llegar a juicio, quedó claro que cometieron ese robo y ante las contundentes pruebas, a los primos no les quedó otra alternativa que confesar.

Y así lo hicieron en un juicio abreviado con la fiscal Leticia Ferrón de Rago.

En ese acuerdo, el mayor de ellos aceptó recibir 5 años y 2 meses por robo agravado por el uso de arma y tenencia ilegal de un arma de uso civil. Su primo, 5 años por participar en el robo.

Sin embargo ayer el juez Juan Carlos Peluc Noguera (Sala II, Cámara Penal) entendió que no se había acreditado que se usara un cuchillo para asaltar y condenó a Roberto Neri Barahona a 4 años y 4 meses de cárcel por robo simple y tenencia ilegal de arma. Y a su primo Diego Sebastián le dio 4 años por participar en el robo, dijeron fuentes judiciales.

Si los Barahona actuaron con torpeza o confiados en la sensación de salir impunes, es harina de otro costal.