Alguien se ensañó contra un pobre anciano de 80 años y por segunda vez entró a su precario rancho en Marquesado, Rivadavia, para robarle su dinero.

La primera vez fueron 8.000 y ahora al menos 6.000 pesos, aunque podía ser más. Es que el jubilado no tenía claro cuánta plata tenía; eso sí, sabía que eran sus ahorros y su angustia era tal que lloró de la impotencia.

‘Tengo bronca porque me han robado el sueldo. Quiero que me entreguen la plata, que los lleven presos’, decía quebrado Augusto Alfredo Ortíz (80), un jubilado de la administración pública que ayer largó en llanto casi como un niño.

Es que no tiene nada. Su casa en la calle Galíndez, al Norte de Libertador, es apenas un rancho que parece que en cualquier momento se va a desplomar. Es soltero y su única familia es su sobrino, un changarín también solterón llamado Rubén Ortíz, que vive en otro rancho colindante y que lo cuida.

Lo que más les indignaba era que, aparentemente, el ladrón sería algún vecino o un delincuente que los conoce y sabe que el hombre mayor cobra una jubilación.

Hace más de un mes, cuando el anciano estaba solo y se descuidó, se metieron a su casa por el fondo y del dormitorio le sustrajeron los 8.000 pesos que había cobrado. La denuncia fue hecha en la Seccional 30ma.

Como si se hubiesen cebado, aparentemente el mismo ladrón regresó a la casa de Ortíz en los primeros minutos de ayer y otra vez le hurtó dinero.

‘Estabamos sentados afuera tomando fresco y mirando a los autos pasar, y entraron por el fondo saltando el alambrado’, relató Rubén Ortíz. ‘Yo he visto cuando esa persona salió y disparó para el fondo’, contó el jubilado.

Al darse cuenta, el anciano y su sobrino entraron y vieron que faltaban la plata que ahorraban para arreglar la casa. Primero se habló de 300.000 pesos, después de 30.000.

Ni ellos saben, el abuelo dijo que tenía ‘un montoncito de billetes’ y recordó que eran por lo menos 60 billetes de 100, dijo un policía.