La neuróloga Ana Maffei atendía en su consultorio a un preadolescente cuando vivió en primera persona un efecto colateral negativo por la imposición de barbijos como medida preventiva para el contagio de coronavirus. Las personas con discapacidad auditiva, acostumbrados a comunicarse leyendo los labios, repentinamente se encontraron con una barrera comunicativa insuperable.

Maffei se contactó con la bioingeniera de la clínica -Lanesu-, Noel Morando, para plantearle la situación y  Morando, junto a su socio, Lucas Saleme, y a un diseñador, Iván Pastén, idearon un barbijo compuesto por una lámina transparente que 'descubra' los labios.

Maffei indicó que los tapabocas tradicionales también están ocasionando un problema que se evidenciará más adelante. Los bebés no 'aprenden' a interpretar las expresiones faciales, simplemente porque no pueden ver la mayor parte del rostro. "Sólo pueden ver la expresión de los ojos, pero eso es insuficiente. Las neuronas en espejo no se desarrollan bien en los niños y entonces no aprenden a intepretar los gestos, como cuando alguien se enoja, está triste o feliz".

"Es por eso que son especialmente útiles para quienes se comunican con personas con discapacidad auditiva y con las que están en contacto con niños preescolares", agregó Morando, quien afirmó que el proceso de confección fue rápido y los materiales son acetato (la lámina transparente) y la tela acrocel. "La nariz topa en la tela, por lo que el barbijo prácticamente no se empaña nunca", indicó.

Modelo. Los barbijos se hacen a pedido, por lo que se ajustan a las dimensiones del rostro que vaya  ausarlo.

"Se utiliza igual que los barbijos convencionales y hay que tomar las mismas precauciones. Para que no se acorte su vida útil, lo mejor es lavarlos a mano. En el lavarropas se puede rayar la ventana de acetato", añadió Saleme.

El costo de cada unidad es de 200 pesos y se realizan a pedido. Los interesados pueden comunicarse a los números de whatsapp 2646610942 ó 2644444829 o al teléfono. Los barbijos se hacen a pedido.