El dólar marcó este martes un nuevo pico que el incremento de la tasa no pudo frenar. Con una suba de 68 centavos a nivel minorista promedió $ 43,67, por encima del $ 43,41 que había marcado el 7 de marzo pasado, el récord registrado hasta ahora. A nivel mayorista terminó en $ 42,63.

El de hoy fue el séptimo día consecutivo de suba.

En un mercado golpeado por los indicadores económicos negativos que se van revelando semana a semana y por la incertidumbre que se acrecienta camino a las elecciones, la decisión de la Corte Suprema de liberar a las jubilaciones del pago de Ganancias fue leída como una mala noticia para el Gobierno.

Desde el punto de vista fiscal, el pronunciamiento de la Justicia baja ingresos, incrementa el gasto y suma un escollo más en el camino hacia el déficit cero prometido al FMI.

En las licitaciones de Leliq la tasa promedio fue de 66,92% -apenas por arriba del 66,8% de ayer- para una adjudicación de $ 100.857 millones por parte del Banco Central. La tasa máxima fue de 67,44%, la mayor del año.

"Hay desconfianza: todavía no están los dólares de la cosecha, no están los del FMI y encima el Central bajó un poco la tasa en la primera licitación del día (que había sido de 66,7%). No ha cambiado nada sustancial, estamos en un entorno de mucha volatilidad. Lo de la Corte puede ser un factor", dice Camilo Tiscornia, de C&T Consultores.

"El Gobierno está muy atado de manos para controlar al dólar. Para que haya algún cambio tendrían que aparecer más dólares de parte de los exportadores y también tendrían que empezar a verse indicadores positivos".

Tiscornia resalta que a diferencia de lo que ocurrió el año pasado esta vez no faltan dólares. "Hay una gran oferta: la cosecha, el Tesoro, las bajas importaciones. El tema es que hay una alta demanda potencial. La gran incógnita es cuándo la gente hará el cambio de portafolio y se pasará de pesos a dólares". 

"Si se puede estabilizar el dólar hay posibilidad de mostrar mejores resultados. Si el dólar no se calma, no hay forma", concluye Tiscornia. 

"En la Argentina el que manda es el dólar", dice el analista Miguel Arrigoni, de First Capital. "La política monetaria es desastrosa. Se sigue pensando que la tasa es una alternativa para calmar al dólar, pero el único elemento que tranquiliza a los argentinos es tener dólares. Una suba exagerada de la tasa genera mayor desconfianza en la gente". 

Federico Furiase, de Eco Go, destaca que el tipo de cambio se ve afectado porque hoy "se deprecian las monedas de los vecinos contra el dólar. Además tenemos riesgo político frente a las chances de que Cristina llegue al ballotage". A esto Furiase le agrega "la acumulación de pasivos remunerados del BCRA -con vencimientos de muy corto plazo- crece muy rápido por las altas tasas de interés y eso genera incertidumbre sobre la consistencia intemporal de la política monetaria". 

El economista indica que "el dólar también ajusta porque hubo más inflación que la esperada y a la vez aumentaron las expectativas". 

"Con el riesgo país en 765 puntos básicos y déficit de cuenta corriente, el mercado no te permite apreciar el tipo de cambio real. Con la divisa en $ 43, el dólar y la inflación se moverían parejos en los primeros tres meses del año. Volveríamos al tipo de cambio real de diciembre", apunta Furiase. 

"Los dólares de la cosecha y la venta de dólares del Tesoro podrían ayudar a las calmar las aguas turbulentas en la ancha avenida de la zona de no intervención del BCRA, pero estamos muy expuestos al riesgo político y eso le mete presión a la tasa de interés requerida" .

Fuente: Clarin