Hay situaciones que son inevitables. Envejecer, despedir de a poco amigos o familiares de la misma generación, sentirse solo o sola, perder habilidades de la rutina, tener olvidos. Nadie está exento que pueda pasarle.

Sin embargo, siempre hay como paliarlo. Hay más herramientas que las que uno puede imaginar en esos momentos o procesos de crisis existenciales.

La dupla de Belén Seva y Silvia Ríos bien podría calificarse de "salvadoras" en muchas de estas ocasiones, especialmente cuando se trata de adultos mayores, pacientes con enfermedades vinculadas al deterioro cerebral e inclusive personas que viven solas. Ellas ofrecen un servicio diferencial, hasta ahora no visto en San Juan, de encuentros o sesiones para estimular aquellos aspectos que van disminuyendo o que se van perdiendo, debilitando o desmejorando con el correr de los años y los cambios asociados a esto. La propuesta es de un espacio de abordaje personalizado que llega hasta el domicilio de todo aquel que lo necesite con juegos tradicionales, juegos construidos por ellas, juegos reciclados (con ayuda del pastor Rubén Ticle que se los construye), material de lectura, elementos de pintura o de cerámica o simplemente con una escucha atenta o con la posibilidad de salir a cumplir retos como ir de compras a un supermercado para alguien que luego de la pandemia dejó de tener vida social, sólo por citar un ejemplo. Con estos elementos y acciones es como los motivan a salirse de la monotonía, desafiarse con aprendizajes nuevos, poner a prueba la memoria, la voluntad, el equilibrio, la concentración, la atención, entre otros aspectos. 

"No es psicoterapia a domicilio. Aunque si trabajamos estimulando el estado de ánimo pero no desde espacio de psicoterapia. Son sesiones, de recreación, algo lúdico, entretenido, reflexivo para tratar de salir de algunas situaciones o conductas o rutinas que no están contribuyendo a mejorar el estado de ánimo. Con algunos pacientes, nuestra labor es un complemento de un tratamiento con un psiquiatra y con una psicóloga. De todos modos, aunque no es terapia, no dejar de ser un espacio terapéutico", explican las profesionales que aclaran que para ellas es muy valioso contar, en los casos de pacientes que tienen deterioro cognitivo, con una evaluación neurocognitiva -que son técnicas específicas y entrevistas que toman psicólogas especializadas para determinar el estado y las funciones cognitivas de una persona- para poder trazar un plan de trabajo ajustado a estas necesidades.


Que comience el juego

Toda esta iniciativa empezó con las intenciones de Silvia, la Instructora en Estimulación Cognitiva y Manejo de Inteligencias Múltiples, que a su vez, por fuera del emprendimiento terapéutico-recreativo, trabaja en la tesorería de una cadena de supermercados nacionales con sede en San Juan. Ella llegó al Hospital Julieta Lanteri (ex Hospital Mental de Zonda) con su necesidad de hacer un voluntariado. No le importaba en qué sector, pero sí hacer algo por los demás y por sí misma. La recibió la directora de ese momento, Laura Tamarit, quien indagando sobre sus capacidades, intereses y posibilidades descubrió que traía bajo la manga la experiencia de hacer actividades -desde cocina y juegos de mesa a pintura y manualidades- con abuelitos en la Iglesia Evangélica Casa de Dios, en Libertador y Meglioli, en Rivadavia, donde dicho sea de paso ahora es su hija quien continúa la labor abierta a toda la población mayor de 60 años (se reúnen de forma gratuita los miércoles a la tarde).

Nada de eso había en ese entonces en el nosocomio, pero todos sabían lo útil que sería. Especialmente con los pacientes crónicos, los que tras los cambios impulsados por la Ley de Salud Mental, desde el 2019 quedaron alojados en una residencia en el lugar que pasó de ser un centro de salud neuropsiquiátrico, a un hospital polivante.

Ahí apareció Belén Seva, psicóloga del nosocomio en cuestión y con un enorme caudal de trabajo en trastornos alimenticios. La entusiasmó la idea de enfocarse en otra realidad del ser humano. Y en la posibilidad de indagar en el desafío de la estimulación por medio de lo lúdico, lo recreativo, lo placentero, sin que por eso dejase de ser un ámbito terapéutico. Así lo hicieron por al menos dos años, hasta que el proyecto se dio por terminado, aunque ahora están intentando revivirlo en el ámbito hospitalario.

Y justamente fue Tamarit, quien ahora ya no está al frente de ese centro, la que volvió a entusiasmarlas con que siguieran pero con pacientes particulares. Se animaron. Y así nació Recreo Estimulación.

No sólo están enfocadas en trabajar con personas mayores, sino también pacientes con demencia, con alzhéimer tanto en estados avanzados como con patologías incipientes. Inclusive a aquellos que tienen cuestiones anímicas, tienen depresión, ansiedad, soledad o que los afecta haber dejado de ser independientes, todas cuestiones que deterioran la calidad de vida. 

Las profesionales luego de entrevistarse con familiares, cuidadores y el propio paciente, hacen un plan de trabajo que incluye las veces por semana que son visitados y los plazos. Los encuentros suelen ser de más de una hora y tras las visitas hacen un informe de la evolución o al menos lo vivido con cada paciente.

"El trabajo de estimulación en la tercera edad no tiene que ver con curar, sino hacer que ese deterioro sea más lento pero a su vez es ayudarlos a ver todo lo que sí pueden hacer y a fomentar el hacer algo. Estimular es jugar, hacer actividades diferentes, leer, tocar un instrumento, tener vida social, ejercicio físico. Todo suma y lo disfrutamos muchísimo nosotras y los pacientes con los que inevitablemente se genera un vínculo hermoso porque ellos abren amorosamente las puertas de sus casas y sus vidas porque con muchos trabajamos sobre sus historias, sobre sus familias. Por ejemplo armamos collages de fotos para cada uno de los hijos o con un matrimonio que había vivido en varias provincias a lo largo de su vida, contabilizamos de manera cronológica sus mudanzas. Así trabajamos lugares, fechas, edades, nombres, evocación. También invitamos a que se sumen hijos y nietos", detallan.

El dato

Este tipo de contención tiene por supuesto un costo que al menos por ahora, no es cubierto por obras sociales. Si las profesionales emiten facturas para pedir reconocimientos.

Por ahora ellas hacen visitas en el Gran San Juan, pero no descartan poder llegar a lugares más alejados.

Para ver las tareas que realiza este dúo de profesionales basta con seguirlas en Instagram en @recreoestimulacionok. Se las puede contactar a los teléfonos 264436851 y 2644113691

Por Paulina Rotman
Fotos: colaboración Recreo Estimulación
y Pexels.com