¿Por qué el sanjuanino Nicolás Magaldi se alejó de Marcelo Tinelli?

Hoy triunfa en El Nueve, donde conduce el programa más visto del canal, pero hace tres años tomó una de las decisiones más difíciles de su vida y empezó de cero.

Con apenas 31 años, Nicolás Magaldi hace tiempo dejó de ser una de las grandes promesas de la televisión argentina para convertirse en un exitoso conductor.

De impecable traje al cuerpo y enorme sonrisa, el ex presentador de C5N e Ideas del Sur, hace meses afronta un nuevo desafío y, tal como él mismo dice, no se cansa "de surfear la ola".

Es que, en una época donde Netflix le gana a la TV en vivo, este joven periodista y locutor nacido en San Juan conduce de lunes a viernes El show del problema, el programa más visto de El Nueve que llegó a tener picos de 5.9 puntos de rating. También lidera Todos Arriba en la primera mañana de Los 40 principales (de lunes a viernes, de 6 a 9).

El ciclo televisivo, producido por Kuarzo Entertainment Argentina, no es más que un talk show donde se busca la resolución de conflictos gracias a un jurado compuesto por Silvia Freire, Guido Karp, y Laura Ubfal.

Sin embargo, con el carisma de Magaldi y la exposición de casos tan frecuentes como "Quiero reconquistar a mi esposa" o "Mi hijo le cría los nenes a la novia", los televidentes se interesan en el formato.

"Es un programa muy distinto al resto porque se generan muchas emociones y tocamos temas que nos pasan a todos", explicó Nicolás en una entrevista exclusiva con Clarín minutos antes de salir al aire.

Con predisposición para hablar de todo, el joven periodista también marcó un paralelo entre su ciclo y los de la competencia, que en los últimos tiempos se vieron envueltos en algunos fraudes.

"Hacer este formato diario es muy difícil, se trata de chequear absolutamente todo y de cruzar información. No digo que alguna vez no pueda pasar que una persona venga porque quiere estar en la tele, pero tratamos de que no suceda", explicó.

-¿Qué problema de tu vida traerías a tu programa?

-No es por pecar de nada pero gracias a Dios hoy tengo una vida muy armada con mi familia, que es mi mujer (la modelo Betiana Wolenberg) y Bautista (su hijo de cinco meses). Estamos súper consolidados. En otro momento hubiese sido quizás que no aceptaba a la novia de uno de mis hermanos pero esa novia ya no está más.

-Se puede decir que tenés una vida perfecta...

-Todo lo que tengo me lo he ganado y soy muy autocrítico de mi vida y mi trabajo. Siempre digo que la necesidad empuja y las ganas de estar viviendo lo que me pasa hoy no las pierdo nunca, me sigue sorprendiendo todo.

-¿Qué cosas te costaron más que otras en este "camino a la fama"?

-La distancia es algo que vivo desde muy chico. A los 17 años me fui de Bariloche a estudiar a Córdoba y ahí ya empezaron los cachetazos de la vida. Vivía con uno de mis hermanos y muchas veces que no llegábamos a fin de mes. No teníamos un mango y ahí aprendí a vivir con un montón de necesidades pero también con un montón de deseos. Crecí de golpe: pasé de ser un pendejo en la casa de los padres a vivir la vida como es.

-¿Cuáles son los recuerdos más nítidos de aquella época?

-Cuando con mi hermano nos inscribimos en un concurso y ganamos tocando la guitarra. Con esa plata nos compramos nuestra primera computadora. Y también una vez que no tenía nada para comer y me hice un poco de arroz que me había quedado con maní japonés para meterle algo sólido, no me lo olvido más. Hoy me río pero la sufrí.

Iba a ser actor y terminó estudiando locución y periodismo. El camino hasta ahora parece ser el indicado y Nicolás lo disfruta a medida que avanza en cada paso.

"Hoy mi cabeza es mi mujer y Bauti, quiero que él sea feliz porque yo le he sido desde chiquito y mis viejos me han dado todo, entonces voy a hacer lo mismo y todo lo que pueda darle se lo voy a dar, sobre todo tiempo", dijo Nicolás al hablar de su primogénito.

-¿Es por eso que dejaste de conducir Vino para vos? ¿Para estar más en casa?

-Claro. Desde que llegó Bauti aprendí a valorar el tiempo de estar en familia. Si a mí me ponen a laburar 24 horas yo laburo 26, pero el ser padre me enseñó a parar. Vino para vos puede ser a futuro un gran show porque siempre me sentí muy contenido y el programa fue fantástico pero por ahora no. De todos modos, es una pausa no descarto volver el día de mañana.

-¿Y en Ideas del Sur también te sentiste contenido?

-Cuando estuve en Ideas me tocó conducir La Cocina del Show y no sentí una contención tan grande hacia mi persona como conductor, como que querían llenar un lugar que era el de Mariano (Iúdica) que se había ido y no era el mío. Yo no estaba cómodo pero fue un aprendizaje. De hecho, cuando me fui me quedé sin trabajo. Me tiré a una pileta que estaba vacía y ahí me fui un mes a Bariloche y armé mi productora.

-¿Y con Marcelo Tinelli cómo quedaron las cosas?

-Tengo una excelente relación con él pero todo lo que él hace es para alimentar lo que él sigue haciendo entonces yo sentía que ese sistema no era lo que quería. Yo quiero escribir mi propia historia y tampoco pretendo conformar a todo el mundo. Pero estoy agradecido porque fue un aprendizaje. En Argentina tenemos una visión del fracaso que es frustrante y en Estados Unidos cualquier emprendedor te dice 'fracasar es aprender' y hay que fracasar muchas veces en la vida para seguir creciendo. 

Clarín

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