Alberto Fernández y Hugo Moyano almorzaron para estabilizar una relación política que está puesta bajo presión por las exigencias del líder camionero sobre el presidente electo. Moyano pretende ocupar con sus propios representantes la intervención de OCA, el Ministerio del Trabajo y la estratégica Dirección de Asociaciones Sindicales. Alberto Fernández ya conoce las aspiraciones del ex jefe de la CGT, pero aún duda en satisfacer sus aspiraciones políticas y personales.

Moyano está usando con Alberto Fernández su tradicional método de negociación: golpear la mesa para alcanzar espacios institucionales que le permitan consolidar su propia posición de poder.

En este sentido, el líder sindical exige un bono de fin de año que el presidente electo no quiere avalar antes de anunciar sus primeras medidas de gobierno.

No es que Alberto Fernández no crea necesario aumentar la capacidad adquisitiva de los salarios frente a la inflación que hereda de Mauricio Macri, pero pidió a la CGT que respete sus tiempos políticos para cerrar un pacto social-económico que incluya también a los empresarios integrados en la UIA.

Frente a la táctica mediadora del presidente electo, Moyano presionó con el bono de fin de año para llegar fortalecido a la mesa de negociación. El líder gremial tiene un pliego de exigencias que incluye la intervención de la empresa OCA, el Ministerio de Trabajo y la Secretaría de Transporte. Alberto Fernández no quiere tensiones con Moyano, pero eso no implica aceptar todos sus planteos.

OCA es una empresa de correo privado que contrata a 6.000 camioneros, y Moyano durante muchos meses hasta pagó sus salarios para que no vaya a la quiebra. El ex jefe de la CGT siempre presionó para controlar esta compañía y hasta logró un acuerdo político con Macri que le permitió nombrar como administrador a Rodrigo Condori, abogado de la Federación Nacional de Camioneros, junto a Pablo Yannibelli, director de Fiscalización del Trabajo y la Seguridad Social de la Secretaría de Trabajo, que es el otro administrador avalado por el Poder Ejecutivo.

Durante el almuerzo que se realiza en la Federación de Camioneros, Moyano pedirá a Alberto Fernández sugerir al administrador de OCA que reemplace a Yannibelli cuando termine su mandato el próximo 8 de diciembre.

Asimismo, el sindicalista pretende que uno de sus asesores, Guillermo López del Punta, vaya a Transporte. Alberto Fernández conoce esta exigencia de Moyano, y aún no decidió. Hasta la semana pasada, el senador Carlos Caserio aparecía como número puesto para esa cartera, pero ya decidió que permanecerá en la Cámara alta.

Por eso, Moyano vuelve a la carga para poner a López del Punta, que es una pieza clave en la estructura de poder de Camioneros.

El líder camionero también pugna por un hombre propio al frente de la Dirección Nacional de Asociaciones Sindicales, área estratégica del Ministerio de Trabajo porque allí se deciden, por ejemplo, los conflictos de encuadramiento (que Moyano sigue manteniendo para quedarse con afiliados que hoy están en otras actividades), las inspecciones a sindicatos y el otorgamiento (o no) de personerías gremiales o de simple inscripción a organizaciones nuevas.

El problema es que si Fernández le otorga también la Dirección de Asociaciones Sindicales a Moyano, se romperá el reparto equilibrado de poder entre los dirigentes gremiales: el camionero mantiene conflictos de encuadramiento con Comercio, que lidera Armando Cavalieri, del sector de “los Gordos”, y con Carga y Descarga, que encabeza el barrionuevista Daniel Vila, con quien el moyanismo disputó la afiliación del personal de Mercado Libre.

Moyano sirve el almuerzo y tiene una lista de propuestas que cruza la administración pública. Alberto Fernández busca un gabinete de “unidad” y ya asumió que el líder gremial ocupará ciertos espacios de poder en el Gobierno. El próximo viernes, cuando se conozcan los ministros, se sabrá hasta dónde avanzó Moyano y su aparato sindical.