Alberto Fernández y Jair Bolsonaro dialogaron hoy durante treinta minutos a solas y después fueron protagonistas de un tributo histórico a Raúl Alfonsín y José Sarney que como presidentes de Argentina y Brasil se encontraron hace 35 años en Foz de Iguazú para dar el paso inicial en la creación del Mercosur.

La conversación entre ambos mandatarios fluyó en términos cordiales, al margen de las diferencias ideológicas y personales que mantienen respecto a la situación en Venezuela, la agenda de la Casa Blanca en América Latina y la necesidad -o no- de aplicar el Acuerdo de Paris para el Cambio Climático.

Alberto Fernández estuvo acompañado en Olivos por el canciller Felipe Solá, el embajador Daniel Scioli, el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, el secretario de Medios, Juan Pablo Biondi y el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello. Y al otro lado de la pantalla, en el Palacio del Planalto, Bolsonaro contó a su lado con el canciller Ernesto Araújo y su secretario de Asuntos Estratégicos, Flavio Viana Rocha.

Solá, Scioli, Araújo y Viana Rocha fueron clave para lograr que finalmente Alberto Fernández y Bolsonaro se vieran las caras en una videoconferencia. Sin la dedicación de ellos, en Buenos Aires y Brasilia, no hubiera comenzado la era del deshielo entre ambos socios mayoritarios del Mercosur.

Alberto Fernández y Bolsonaro tienen profundas diferencias ideológicas y personales que la charla virtual y la videoconferencia institucional no van a atenuar. Sin embargo, hubo un clima distendido que puede significar una nueva lógica en las relaciones personales y políticas entre ambos mandatarios.

Una historia de desencuentros

El presidente es amigo de Lula da Silva y cree que sus juicios penales por corrupción son sólo juicios políticos para evitar su regreso al Palacio del Planalto. Bolsonaro, en cambio, considera que Lula es un delincuente y que está probada su participación.

El presidente brasileño sostiene que Nicolás Maduro es un dictador y que la transición democrática en Venezuela debe excluir al líder populista. Alberto Fernández replica que Maduro fue elegido por el voto popular, que es necesaria su inclusión en las negociaciones políticas y acepta que el régimen venezolano viola los derechos humanos como sistema para reprimir y atemorizar a la sociedad.

Alberto Fernández evalúa que la existencia del Grupo de Lima, la actual agenda de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la designación de Mauricio Claver en la Presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) fueron decisiones asumidas por la Casa Blanca que complican a la región y perjudican los intereses geopolíticos de América Latina.

Al contrario, Bolsonaro sostiene que la OEA, la designación de Claver -era asesor de Donald Trump antes de su nombramiento en el BID- y el Grupo Lima implican una hoja de ruta que permite atenuar la influencia de Maduro, Cuba, Evo Morales y China en la región. Desde esta perspectiva, el jefe de estado de Brasil cuestiona la mirada alternativa de Alberto Fernández y su distancia con las recomendaciones de Washington.