Los crecientes rumores sobre una eventual suba a las exportaciones de subproductos de la soja cobraron fuerza ayer después de que el Gobierno nacional decidió cerrar las exportaciones a la harina y el aceite de soja, dos de los derivados del poroto con más recaudación para el fisco. Y anoche no se descartaba que hoy mismo quedara firme la suba de los derechos de exportaciones de estos dos derivados de la molienda de soja, lo que volvería a poner en pie de guerra al campo.

Esos dos subproductos pagan hoy el 31% y la primera impresión es que el gobierno podría eliminar el diferencial histórico y subir ese tributo a 33% para nivelarlo con el derecho de exportación que paga el poroto de soja. Se calcula que podrían arrimar unos U$S 400 millones extras que totalizarían U$S 6.800 millones en retenciones por esos productos.

El gobierno de Alberto Fernández ya había aumentado las retenciones desde cerca de 26% a 33% para los productos agropecuarios salvo aceite, harina o pellets de soja, que estableció con un porcentaje diferencial de 31 por ciento que ahora parece decidido a nivelar para arriba.

La posibilidad de subir retenciones para las exportaciones agrarias surgieron como trascendido en las últimas semanas, ante las necesidades fiscales del Gobierno en el marco del acuerdo con el FMI y las subas de alimentos en el mercado interno. Además, crece la presión por el aumento de precios de los commodities a nivel global por la incertidumbre por la guerra en Ucrania, junto a su atacante, Rusia, uno de los principales exportadores de trigo del mundo.

Según el comunicado oficial del Ministerio de Agricultura del domingo por la tarde, se decidió que desde ayer y "hasta nuevo aviso" no se exporten productos que sean derivados de la soja.

Con este cierre del registro de Declaraciones Juradas de Ventas de Exportación el gobierno busca evitar que las aceiteras sigan anotando negocios de exportación. La Argentina produce unas 40 a 45 millones de toneladas del poroto de soja y exporta el 95%. Unas 35 millones de toneladas se procesan en las fábricas locales y sólo se exporta sin procesar unas 8 a10 millones de toneladas anuales.

El complejo sojero, que por si solo explicó cerca del 30% de las exportaciones de este año, aportó en 2021 unos 9.000 millones de dólares en retenciones, consignó el sitio especializado Bichos de Campo.

A principios de mes, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, había asegurado que "este ministerio quiere que se exporte más y este ministro quiere llegar al millón de toneladas y los temas agropecuarios desde que asumí, los decide este ministro y el Presidente, por eso no va a haber cierre de exportación ni aumento de retenciones". La semana pasada volvió a negar cualquier retoque a las retenciones.

Pero las palabras se las lleva el viento.

Del otro lado del equipo económico, el secretario de Comercio Interior Roberto Feletti abogó públicamente por una suba de retenciones para desligar precios globales con los domésticos. Aunque hablaba específicamente del trigo, el maíz y la leche, el funcionario se manifestó a favor de reajustar impositivamente al campo. En este contexto, la Mesa de Enlace había asegurado que no hay ningún margen para que los sigan expoliando y hoy, Jorge Chemes, presidente de CRA, un de los integrantes de la mesa, dijo que la vuelta de las retenciones móviles sería una declaración de guerra.

Desde ayer no se puede exportar harina ni aceite de soja. Estos subproductos que pagan 31% retenciones pasarían a tributar 33%.


Un efecto negativo

Sobre el efecto que tendrá la suba de retenciones a la harina y el aceite de soja, el titular de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara), Gustavo Idígoras, señaló: "El impacto en la industria es muy negativo porque pone en riesgo 20.000 puestos de trabajo y pone en riesgo el ingreso de divisas de la Argentina".