Cristina Kirchner comenzaba a elevar el tono de voz, la calma con la que llevó adelante buena parte de su exposición se iba perdiendo y, sin pestañar siquiera, miraba de frente a la cámara que estaba transmitiendo en su canal de YouTube y decía: “No voy a ser candidata a nada, mi nombre no va a estar en ninguna boleta”.

Esas palabras fueron suficiente para que el mundo de la política se frenara. La Vicepresidenta anunciaba que, por segunda vez en los últimos 20 años, no competirá electoralmente y todos los que la querían para votarla, o como espejo en donde diferenciarse para competir, deberán empezar a pensar una estrategia diferente.

La ex mandataria lo anunció desde su despacho del Congreso, un lugar que, además de ser en donde se debaten las normas, funciona como caja de resonancia de la política argentina. Y el anuncio resonó.

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En el Senado de la Nación la intención era sesionar el próximo 15 de diciembre. Sin embargo, esto ahora quedó en suspenso. “Hasta el lunes había sesión, después del discurso de Cristina todo cambió”, reconoce un legislador K.

Parte de ese cambio es que todos los sectores que conforman el Frente de Todos empiezan a observar la correlación de fuerzas. “El Senado es la tierra de Cristina, pero los gobernadores ya empiezan a mirar todo con otros ojos”, agregó

Los jefes de los estados provinciales, que hasta ayer entendían que con ella en la carrera no podían competir, hoy empiezan a reorganizar su tropa y eso incluye a sus legisladores, en especial en el Senado.

Parte de esto explica que ayer las senadoras Lucía Corpacci -vicepresidenta del PJ nacional- y su par la senadora Juliana Di Tullio señalaron en conferencia de prensa que la Vicepresidenta “no va a ser candidata, pero es la líder del movimiento”.

En la Cámara baja la correlación de fuerzas es diferente. Diputados de La Cámpora, del PJ y de las organizaciones sociales compiten y comparten espacios, pero el problema hoy parece estar más del lado de Juntos por el Cambio y de la relación entre los bloques mayoritarios.

La última sesión terminó en escándalo y las heridas parecen profundas. “Hay contactos pero está difícil”, explicó una alta fuente del Frente de Todos. “Hablamos, hay buena voluntad, pero fue una pelea difícil, hay pedidos de expulsión de los dos lados, hubo gestos muy fuertes, diputados que rompieron mobiliario, y hasta hubo señalamientos personales”.

“Están hablando entre todos, pero en Juntos por el Cambio también hay problemas internos. Lilita Carrió salió fuerte contra Cristian Ritondo y no es el único cruce interno. Hoy, por como están las cosas, el problema no es el temario porque hay consenso, el problema es regenerar el clima”, describió la misma fuente.

En el recinto que preside Cecilia Moreau entienden que hay cuatro ejes que condicionan las relaciones: Consejo de la Magistratura, por eso el Frente de Todos pidió una audiencia en la Corte; las esquirlas de la última sesión; el reconocimiento de las autoridades de la Cámara; y el temario. “Lo más simple de todo es el temario”, reconocen entre risas.

Pero la agenda tiene preocupado al ministro de Economía, Sergio Massa, que días atrás anunció que iba a enviar un proyecto de ley de blanqueo de capitales, algo necesario para poder avanzar con el intercambio de información con el fisco de los Estados Unidos.

Massa lo pidió para el 1 de enero y el escenario actual es que tendría mucha suerte si lo consigue para marzo. “Hay gestiones desde el Ministerio de Economía para acercar a las partes, se está trabajando”, señalaron fuentes del massismo en la Cámara de Diputados. Por ahora, la expectativa de que los diputados vuelvan a ocupar sus bancas es demasiado baja.