El papa Francisco consideró ayer que la instalación de un ingreso básico universal y la reducción de la jornada laboral son "medidas necesarias" de cara a la pospandemia de coronavirus, al participar del IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares durante el cual pidió a los organismos internacionales de crédito la condonación de las deudas de los países pobres.

A través de un videomensaje dado a conocer ayer, el pontífice pidió la implementación de "un ingreso básico universal, el IBU, o salario universal para que cada persona en este mundo pueda acceder a los más elementales bienes de la vida".

"Es justo luchar por una distribución humana de estos recursos. Y es tarea de los gobiernos establecer esquemas fiscales y redistributivos para que la riqueza de una parte sea compartida con equidad sin que esto suponga un peso insoportable para la clase media".

"Generalmente, cuando hay estos conflictos, es la que más sufre", puntualizó. "No olvidemos que las grandes fortunas de hoy son fruto del trabajo, la investigación científica y la innovación técnica de miles de hombres y mujeres", convocó.

Durante el encuentro, que se realizó por Zoom, los movimientos populares de diferentes partes del planeta compartieron su labor y su lucha durante la pandemia.

Se trata de cartoneros, recicladores, vendedores ambulantes, costureros, artesanos, pescadores, campesinos, constructores, mineros, obreros de empresas recuperadas y cooperativistas, entre otros.

Entre los participantes argentinos al encuentro, que se desarrolló de manera virtual, estuvieron los referentes de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), Esteban "Gringo" Castro, Gildo Onorato y Dina Sánchez, entre otros.

También formó parte del encuentro el integrante del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede, el dirigente social y referente del Frente Patria Grande, Juan Grabois.

El jueves pasado, Francisco pidió "brindar fuentes de trabajo diversificadas", tras asegurar que "los subsidios sólo pueden ser una ayuda provisoria", al participar en el 57 Coloquio de Idea con un videomensaje.

"Pensando en estas situaciones (de exclusión y desigualdad), me convierto en una plaga (en defensa de los pobres). Y sigo preguntando a todos en el nombre de Dios", dijo Francisco ayer.

En su mensaje, el Papa sostuvo que "hay que analizar seriamente" la propuesta de "la reducción de la jornada laboral" y, en ese sentido, consideró que "no puede haber tantas personas agobiadas por el exceso de trabajo y tantas otras agobiadas por la falta de trabajo".

"En el siglo XIX los obreros trabajaban doce, catorce, dieciséis horas por día. Cuando conquistaron la jornada de ocho horas no colapsó nada como algunos sectores preveían. Entonces, insisto, trabajar menos para que más gente tenga acceso al mercado laboral", basó su reclamo.

"Considero que son medidas necesarias, pero desde luego no suficientes. No resuelven el problema de fondo, tampoco garantizan el acceso a la tierra, techo y trabajo en la cantidad y calidad que los campesinos sin tierras, las familias sin un techo seguro y los trabajadores precarios merecen", defendió el Papa.

El de ayer fue el cuarto encuentro entre el Papa y los representantes de los movimientos populares de todo el mundo, que, entre otros, congregan a trabajadores de la economía informal, cartoneros y agricultores.

A lo largo de su discurso, el Papa pidió "a los grandes laboratorios que liberen las patentes" farmacéuticas. "Tengan un gesto de humanidad y permitan que cada país tenga acceso a las vacunas".

"Quiero pedirles en nombre de Dios a los grupos financieros y organismos internacionales de crédito que condonen deudas a países pobres", sostuvo también.

"Inflan los precios"

Entre los reclamos del Papa, estuvo también el pedido "a las grandes corporaciones alimentarias que dejen de imponer estructuras monopólicas de producción y distribución que inflan los precios y terminan quedándose con el pan del hambriento". Pidió "a las grandes corporaciones que dejen de destruir los bosques".