Una formación de pasajeros de Trenes Argentinos, denominada "Marcha Blanca", llegó ayer a Mendoza y fue recibida por miles de personas con banderas, remeras, carteles y cánticos en la estación Palmira, a unos 40 kilómetros de la capital provincial, lo que fue la antesala de la puesta en marcha a partir de abril del servicio que unirá, después de 30 años, la provincia con Buenos Aires.

La de ayer fue la segunda prueba, la primera fue el 7 de diciembre pasado, antes de que comience en abril el ramal que unirá Buenos Aires y Mendoza a un costo estimado de $3.500, por tramo hasta $11.000 los servicios de camarotes, estimaron los responsables de la estación de Palmira.

Este acontecimiento sirvió para que el presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía, Sergio Massa, se mostraran juntos en medio de una ola de rumores de fuertes desencuentros que agrandan la interna en el Frente de Todos (FdT) con desconfianzas mutuas y acusaciones cruzadas. La compañía de Massa sirvió para desmentir las versiones de discrepancias que se multiplicaron en los últimos días, centradas en las medidas económicas y el enojo del ministro de Economía por los que "juegan a la interna y ponen en juego la economía", a quienes el tigrense identifica como cercanos al propio Presidente. De hecho, mientras que Massa estaba con Fernández, su esposa, Malena Galmarini, identificó a la Casa Rosada como el origen de las críticas "en off the record" contra la gestión del ministro.

Sobre la frecuencia que tendrá el tren en la provincia vecina, las autoridades adelantaron que por el momento la formación, se prevé una por semana, saldrá el viernes desde Retiro y el regreso desde Mendoza el domingo a la tarde, cuyo trayecto está estipulado con una duración inicial de unas 20 horas.

Desde muy temprano los habitantes de Palmira intuyeron que la de ayer no sería una jornada más, calles cortadas por la policía, vallados, gente ajena al distrito caminando por las calles, algunos con banderas, otros con cánticos, en familia o en soledad, todos caminaban con un solo objetivo, llegar hasta la estación de trenes para recibir al tren y también ver al presidente Alberto Fernández.

En su discurso inaugural, el jefe de Estado recordó que, a pesar de la pandemia, de la guerra en Ucrania y de la sequía que "afectó muchísimo" al país, su gobierno siguió adelante, "construyendo escuelas, poniendo en pie universidades, construyendo hospitales y mejorando las rutas".

Acompañado también por el gobernador de Mendoza, Rodolfo Suárez -que en la visita anterior del Presidente a la provincia no se hizo presente-, Alberto Fernández recordó el proceso de privatización de los trenes en la década de 1990 y lo calificó como "desintegrador".

"'Ramal que para, ramal que cierra'. El día que se dijo eso, la Argentina se desintegró. La conectividad se desintegró", subrayó entusiasmado el Presidente.

El tren San Martín a Mendoza no prestaba ese servicio desde hacía 30 años, y había convertido a ciudades como Palmira en "fantasma", con altas tasas de desocupación.