El papa Francisco aseguró este lunes que viajó a Irak tras pensarlo mucho y conociendo los riesgos, según explicó durante la rueda de prensa en el vuelo de regreso de su visita de tres días al país árabe, en la que reconoció que se había cuestionado el viaje por las posibilidades de contagio de coronavirus y por razones de seguridad. Además, habló sobre la posibilidad de viajar a Argentina, su país natal, al que no ha vuelto desde que fue elegido sumo pontífice.

“Los viajes se cocinan en el tiempo, en mi conciencia y esto (la pandemia) es algo que me hacía dudar, pero he rezado mucho y he tomado una decisión libremente, pero que venía de adentro”, explicó ante los periodistas. Sobre la que es ya tradicional pregunta de si tiene previsto un viaje a Argentina, Francisco bromeó diciendo que siempre que se lo preguntan afirma que estuvo 76 años y “eran suficiente”.

Pero después se puso serio y aseguró que hay algo que nunca se cuenta al respecto y es que en noviembre de 2017 hubo un proyecto de viaje para visitar Chile, Argentina y Uruguay, pero que Chile estaba en medio de una campaña electoral y entonces se decidió ir en enero.

“Pero enero en Argentina y en Uruguay no se puede ir. No hay nadie, es como el julio o agosto de Roma y salió la sugerencia de ir a Perú”, aclaró.

“Quiero decirlo, para que no se hagan fantasías de patria-fobia, cuando se dé la oportunidad, se deberá hacer (un viaje) a Argentina, Uruguay y el sur de Brasil, ya que tienen una similitud cultural”, dijo.

Y respecto a sus proyectos de viaje y el inminente aniversario de su octavo año de pontificado, Francisco bromeó cruzando los dedos, para evitar malos augurios, y reconoció que en este viaje se cansó mucho más que los otros. “Los 84 no vienen solos”, bromeó.

El papa Francisco respondió durante una hora a las preguntas de los periodistas sobre el viaje a Irak y sobre las futuras visitas, ahora que se han retomado tras un paréntesis de 15 meses por la pandemia, aunque confesó que en este periplo se ha sentido mucho “más cansado” porque los 84 años pesan.

“Yo para tomar una decisión sobre los viajes escucho. Y escucho el consejo de tantos, de consejeros. A veces pregunto, ¿qué piensan, tengo que ir o no? y después rezo, rezo, y reflexiono”, explicó.

Confesó que la decisión de este viaje viene de lejos, de las peticiones de los embajadores y del presidente, pero que lo que más le movió fue leer el libro de Nadia Murad, la joven yazidí convertida en esclava por el Estado Islámico y que recibió el Premio Nobel de la paz por sus esfuerzos para erradicar la violencia sexual como arma en guerras y conflictos armados. “Es la historia de los yazidíes, donde Nadia Murad cuenta unas cosas terribles. Yo les aconsejo leerlo (...) Para mí, este fue el telón de fondo de esta decisión. Ese libro lo llevo adentro, y también a Nadia, quien vino a contarme cosas terribles. Todas estas cosas juntas hicieron la decisión”, explicó.