Al ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, le fue diagnosticado este miércoles un hematoma subdural en la zona intracraneal, que refiere a una acumulación de sangre que no presenta secuelas neurológicas graves siempre y cuando sea tratado en forma rápida y eficaz, a la vez que el tratamiento puede requerir solo un monitoreo rutinario o una intervención quirúrgica, dependiendo del tamaño y la cantidad de líquido acumulada.

Los hematomas subdurales se forman como consecuencia de una rotura de pequeñas venas entre el cráneo y el cerebro, más específicamente debajo de una de las cubiertas de las meninges que se llama duramadre, y generalmente son causados por traumatismos, ya sea en forma inmediata o paulatina. "A veces en los adultos mayores estos hematomas pueden ser generados por traumatismos menores como una caída o golpes en la cabeza", explicó a MDZ el neurólogo Andrés Barboza, Jefe de la Unidad de Neurología Clínica y Neurointensivismo del Hospital Central de Mendoza.

Se distinguen dos tipos de hematomas subdurales: agudos, cuando se producen en el momento del traumatismo, como un golpe craneal a raíz de un accidente de tránsito; o crónicos, cuando la sangre comienza a acumularse lentamente y a lo largo del tiempo, producto de algún golpe mínimo o incluso sin un origen distinguible.

Respecto a los síntomas, Barboza señaló que "son muy variados, desde una falta de fuerza en el brazo o la pierna opuesta al lado donde se formó el hematoma, hasta problemas de memoria e inestabilidad para caminar". De hecho, esta variabilidad hace que sea un hematoma difícil de diagnosticar, porque se trata de "uno de los grandes simuladores de la neurología, porque sus consecuencias pueden hacer pensar en muchas otras patologías", añadió.

Estos hematomas son diagnosticados con una tomografía o resonancia, y según el espesor que tenga, será el tipo de tratamiento que requiera, detalló el neurólogo: "Los que son tipo laminares, que no poseen un grosor mayor a los 2 centímetros, solo requieren de un control periódico para evaluar que no crezcan y no se intervienen, ya que los glóbulos rojos de la sangre se van destruyendo y finalmente queda un líquido inofensivo".

En cambio, "si el hematoma es mayor a dos centímetros o sigue aumentando de espesor, puede generar empeoramiento de los síntomas y el paciente necesitará de una operación, cuya complejidad dependerá de si se ha formado un tabique o se complica la evacuación de la sangre. Ello también estará condicionado por los antecedentes del paciente, como si padece alteraciones en la coagulación", advirtió.

Barboza aclaró que la recuperación y rehabilitación de los pacientes que sufren esta patología suele ser rápida, incluso si se somete a una operación. "Si es tratada a tiempo, no genera secuelas porque no daña la parte neuronal del cerebro, por lo que es importante que ante cualquier síntoma, recurrir a un neurólogo para que le haga el diagnóstico correspondiente y decida el tratamiento en forma inmediata", concluyó.