Alas 8.45, desde el aeropuerto porteño de San Fernando, partió el avión sanitario rumbo a Río Grande, localidad de Tierra del Fuego. En la aeronave viajaban siete personas, 4 tripulantes y tres pasajeros. Estos últimos, son una familia que se dirigía a su provincia para continuar con el tratamiento de su pequeño hijo de cinco meses, el cual había estado internado en la capital nacional por un cuadro de botulismo.

La familia había compartido toda la mañana con el piloto, copiloto, el médico y la enfermera. Una vez que llegaron a destino, los padres del menor se despidieron de ellos y se dirigieron a la Clínica Cemep. Nada parecía indicar lo que ocurriría minutos después. Una vez que la tripulación cumplió con su tarea, emprendió el regreso a Buenos Aires. Cuando intentaron despegar, el avión no ascendió y colisionó contra una empalizada ubicada a 300 metros de la pista.

Lamentablemente, todos fallecieron en el trágico accidente. Desde el entorno de la familia del paciente pediátrico señalaron que “estuvieron minutos antes con los cuatro y luego ven que murieron. No lo pueden creer”.

Fuentes sanitarias explicaron que el pequeño “estaba mucho mejor y por eso regresaban para acá, la familia es de Tierra del Fuego, y el bebé estaba por terminar su tratamiento acá en Río Grande”.

Por el momento, los padres del bebé prefirieron no tener contacto con la prensa ante la conmoción que les generó conocer el trágico final de las personas que los habían acompañado para regresar a su hogar.

Las cuatro víctimas fatales del accidente del avión Lear Jet 35 de la compañía Flying América, fueron Claudio Canelo, de 52 años, comandante de la aeronave; Héctor Vittore, de 51, que oficiaba de copiloto; el médico Diego Ciolfi, de 56 años y la enfermera Denise Torres García, de 30.