Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta volvieron a reunirse a solas esta mañana en el Tenis Club Argentino, en el barrio de Palermo. A lo largo de la conversación, analizaron la situación económica y financiera del país, debatieron sobre la estrategia electoral de Pro y evaluaron el escenario en todo el interior y en la Ciudad, el tema más espinoso. No hubo definición sobre la sucesión de Larreta, según indicaron fuentes porteñas. “Le dedicaron treinta segundos a la Ciudad. Repasaron los cierres de Pro en Córdoba, Santa Fe y Salta”, deslizaron.

Larreta transmitió a los suyos que dedicaron parte de la conversación a debatir sobre la coyuntura nacional, en particular, sobre las consecuencias del deterioro económico y las turbulencias financieras tras el canje forzoso de deuda de Sergio Massa. Evaluaron con preocupación la aceleración de la crisis y el impacto en el tejido social. El jefe porteño no le preguntó si desea volver a disputar la Presidencia.

El cónclave entre los jerarcas opositores alimentó las especulaciones electorales y puso en vilo a la dirigencia de Pro. Cuando faltan tres meses para el fin del plazo legal para la inscripción de listas, Macri y Larreta son conscientes de que se acelera el tiempo de las definiciones. Para el expresidente, el dilema pasa por confirmar si desea o no volver a la primera línea de la política para competir en los próximos comicios e intentar reconquistar el poder nacional. Ya lanzado en la carrera presidencial, el jefe de gobierno porteño busca recomponer y lograr un acuerdo con quien fue su mentor durante ocho años en torno a un tema crucial para el futuro de Pro: el control de la Ciudad.

Con ese trasfondo, Macri y Larreta se juntaron esta mañana en Palermo. El jefe porteño le solicitó al fundador de Pro una reunión apenas regresó al país tras su estadía de varias semanas en Europa. La premura con la que Larreta quiso reunirse con el expresidente despertó intrigas y especulaciones en el seno del macrismo: ¿el alcalde ya tiene una “solución” para el conflicto por la sucesión porteña? “Trabajamos para converger con Mauricio”, replicaron con tono pacificador desde Uspallata.

En el círculo de confianza de Macri repiten que él no está “ansioso” por conocer los planes del jefe porteño en la casa matriz de Pro. Es que para el expresidente no hay nada que discutir: Jorge Macri es su elegido para heredar la Ciudad. Solo aguarda que Larreta ofrezca una hoja de ruta para “bajar” de forma progresiva los candidatos propios que plantó en la cancha para desafiar a su primo: Fernán Quirós, Soledad Acuña y Emmanuel Ferrario. Está claro que Macri desconfía del acuerdo que selló Larreta con Martín Lousteau, aspirante a jefe porteño de la UCR. “Mauricio no está apurado ni ansioso por la Ciudad. Eso ya está resuelto. El problema lo tiene Horacio”, comentan cerca de Macri.

En el entorno de Larreta relativizan la trascendencia de la reunión. “No va a ser el Día D”, aventura uno de los colaboradores más cercanos del jefe porteño. A Larreta suele fastidiarle que los medios y el círculo rojo hablen de las internas en JxC y sus “cumbres” con Macri. Él insiste en que se conocen hace 20 años y nunca rompieron los puentes de diálogo. Es más, se jacta de hablar con mucha frecuencia con el fundador de Pro. Se cuida de no criticarlo, solo remarca sus diferencias con sus movimientos en el tablero. Tienen coincidencias sobre el escenario político y económico, pero discrepan sobre la orientación futura de JxC. Macri no se siente representado por su discurso “antigrieta” ni su propuesta acuerdista para sostener las reformas. Para el alcalde, a la Presidencia se llega por la “avenida del medio”, es decir, con el apoyo del centro del electorado y los votantes menos politizados.

Hasta ahora, Larreta escondió sus planes para el armado en la Ciudad. Desafiado por la bendición de Macri y Bullrich a su ministro de Gobierno, subió al ring a Quirós, Acuña y Ferrario. Dice que priorizará al candidato de Pro, pero se preocupa por garantizarle reglas claras de competencia a Lousteau. Larreta explora dos alternativas para cuidar esa alianza: desdoblar los comicios -corre con muy pocas chances, pero no está descartada- o impulsar una votación con boleta única en la Ciudad. En ese caso, el jefe de gobierno se elegiría el mismo día que el presidente, pero las boletas estarían separadas. Emplear la boleta única electrónica sería mucho más engorroso. Cerca de Macri rechazan esa idea, que también es impulsada por los radicales de Lousteau. “Ya les dijimos que no”, avisan. Lousteau quiere ir colgado de la boleta de todos los presidentes de JxC o escindir la elección porteña de la nacional. Sabe que el Pro tiene las figuras más competitivas en la lucha por la Casa Rosada y no quiere que le inclinen la cancha. Difícil.

Entre los exfuncionarios de Cambiemos que rodean a Macri recuerdan por estas horas que el exmandatario pone el ejemplo de su experiencia con Boca Juniors cuando habla de la Ciudad. Considera que perdió el control del club de la Ribera porque se alejó y delegó en Daniel “El tano” Angelici el diseño de su sucesión. “No está dispuesto a cometer el mismo error”, dice uno de sus interlocutores habituales. Por eso, mientras medita si vuelve o no a disputar la Presidencia -una idea que “no está sepultada”, según sus íntimos-, Macri se puso dos objetivos: conservar la Ciudad en manos de Pro y arrebatarle a Juan Román Riquelme el poder político en Boca Juniors. Por esa razón, le ofreció a su amigo Andrés Ibarra ocupar un lugar en la lista.

Desde que se enfrentaron en 2021 por el armado electoral y el manejo de la “lapicera”, la relación entre Macri y Larreta sufre un constante deterioro. Si bien chatean muy a menudo y tienen reuniones periódicas, la decisión del alcalde de disputarle la conducción del principal partido opositor con la meta de llegar a la Casa Rosada puso en guardia a Macri. Sin intenciones de retirarse, el expresidente movió sus fichas y acumuló poder para rodear a su retador. Llenó de dirigentes leales los equipos de Patricia Bullrich para equilibrar la pelea -les pidió “ayudar”, pese a que la exministra no quiere repetir la experiencia de Puerta de Hierro-, impulsó la candidatura presidencial de María Eugenia Vidal, embargó la postulación de Diego Santilli en Buenos Aires en alianza con heridos del larretismo y usó el dedo para ungir a su primo, Jorge, como sucesor de Larreta en la Ciudad, antes de que el jefe porteño construyera uno propio. En paralelo, se aproximó a figuras de la UCR que reconocen su poder de influencia en Pro y no responden al tándem que conformaron Gerardo Morales y Lousteau, socios estratégicos de Larreta. La charla con Facundo Manes en Los Abrojos fue su última puntada. “Estás en todo tu derecho a presentarte y es probable que ganes la interna. Pero yo voy a competir igual, porque me sirve”, le susurró el neurólogo.

En cuanto a Larreta, Macri intuyó que su exsubordinado buscó “jubilarlo” antes de tiempo. Por eso disfrutó que le pidiera una foto en su última reunión a solas en Cumelén. Larreta repite que está dispuesto a enfrentarlo en las PASO si el creador de Pro se anota en la carrera. Así llegan al cónclave de hoy.

Mañana volverán a encontrarse en un clima más festivo y menos belicoso: la boda de Vidal con Enrique Sacco en San Antonio de Areco.