Para un grupo de alrededor de 1,2 millones de jubilados y pensionados de la Anses, el incremento de haberes que recibirán en septiembre será de 8,37% y no del 6,68%, que es el porcentaje establecido según la normativa de movilidad trimestral. Así, hay quienes pasarán de un ingreso de $8096 (o algo superior a esa cifra) a $8774, que regirá entre septiembre y noviembre próximos.

La diferencia se dará por la aplicación de la garantía de 82% del salario mínimo, vital y móvil. Esta variable aumentará el mes próximo de $10.000 a $10.700, según lo anunciado el miércoles por el Ministerio de Trabajo. A partir de la vigencia de ese nuevo ingreso, entonces, para algunos jubilados el ingreso mensual no podrá ser inferior a $8774, cifra que equivale a $137 más con respecto al nuevo haber mínimo de $8637, que percibirán quienes no están alcanzados por la garantía legal.

La condición para estar dentro del grupo de jubilados con ingresos garantizados es no haber accedido a la prestación previsional mediante una moratoria de aportes.

En diciembre, en tanto, el salario mínimo pasará a $11.300. En este caso no volverá a aplicarse una suba por la garantía legal porque el aumento de haberes según el índice de movilidad será de 7,7% y, por lo tanto, el haber mínimo general llegará aproximadamente a $9302, una cifra que es superior al 82% de esos $11.300 (que es $9266).

El año cerrará, de esa manera, con un alza nominal acumulada de alrededor de 28,4%, un porcentaje que se ubicaría unos tres puntos por debajo de la inflación si se siguen las proyecciones de los economistas.

El camino ascendente que tomó el nivel de inflación (sobre todo a partir del proceso devaluatorio iniciado en abril) y el hecho de que los salarios no compensarían la suba de precios, son los dos hechos que se combinan para provocar que los haberes jubilatorios pierdan, este año, poder adquisitivo.