Este sábado 30 falleció Patricio Farcuh, el último dueño de OCA. El hombre, de solo 43 años, sufrió un paro cardíaco. El empresario había sido desplazado de su cargo en 2019, cuando la Justicia resolvió declarar la quiebra de la firma postal.

Farcuh era contador público recibido de la Universidad de Buenos Aires, fue Doctor Honoris Causa de la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de esa misma casa de estudios y tenía un Master en Administración de Empresas por el IAE Business School, de la Universidad Austral.

A los 33 años había fundado el Grupo RHUO (Recursos Humanos Organizados) y RHUO Executive Education (EE), que agrupaban varias compañías y a través de los cuales organizaba congresos, convenciones y sesiones privadas exclusivas entre empresas e importantes oradores internacionales.

En 2013 se hizo cargo de OCA, el mayor correo privado del país, apalancado por la familia Moyano. Pero tres años más tarde, Farcuh, rompió con Hugo Moyano al denunciar que el sindicalista había tomado el control de la empresa por la fuerza. Por esa época se hizo público un video en el que se ve cómo Moyano y un grupo de dirigentes gremiales echan a Farcuh de su oficina y luego le niegan el ingreso.

Eventualmente, la Justicia ordenó su reincorporación como dueño y así se mantuvo hasta febrero de 2019, dos meses antes que el juez Pablo Tejada decretara la quiebra de OCA por una deuda de 7.000 millones de pesos, de los cuales la mayor parte eran deudas impositivas con la AFIP. Ese pasivo ahora supera los 8.600 millones. Entonces, Farcuh dejó de ser el dueño de la firma postal, y la Justicia lo inhabilitó y le prohibió salir del país.

En mayo de 2018, Farcuh fue procesado por el delito de retención indebida de aportes de la seguridad social, con un embargo de 400 millones de pesos. Meses después, la AFIP lo denunció por vaciamiento y malversación de fondos de su compañía.

En la denuncia se advertía que Farcuh había contratado “diversos proveedores apócrifos y no vinculados” al giro comercial de OCA. Por ejemplo, la adquisición millonaria de bienes y servicios suntuarios para el propio titular de la firma, como la compra de motos de alta gama, relojes costosos, servicios de vuelos aéreos para personas del ambiente artístico y político, además de servicios y bienes del exterior.

También se verificaron contrataciones de empresas vinculadas al propio Farcuh y a su hermano, por “montos ubicados por encima del valor del mercado”.