El dólar marcó un nuevo récord ayer al cerrar por primera vez por encima de los $40 y lograr el nivel más alto desde la salida de la convertibilidad. Si bien las pizarras ya habían marcado los $42 hace 15 días, el Central siempre intervino para lograr un cierre más calmo. Ese no fue el caso de ayer y por eso el mercado descuenta que en los próximos días se prolongue la tendencia alcista.

Esta vez, ante la ausencia de la autoridad monetaria, la divisa aceleró el mismo sendero alcista que mantuvo a lo largo de toda la semana, donde pasó de $36,99 a $39,55 en el segmento mayorista y terminó en $40,22 en el promedio de entidades minoristas. Sólo este jueves, el salto fue del 3,4% (1 peso y 30 centavos). En el Banco Nación cerró a $40,10.

Nuevamente, la depreciación del peso no se potenció por el mal desempeño de los países emergentes, sino que fue un fenómeno exclusivamente local. El real se mantuvo estable con una leve baja del 0,67% y la lira turca tuvo una fuerte apreciación del 4,30% frente al dólar luego de subir su tasa de interés al 24%.

Al igual que el miércoles, el Banco Central no registró grandes intervenciones, dejando que el mercado presione sobre el tipo de cambio que tuvo una gran disparada sobre el final. Recién ahí, el Central realizó unas pocas ventas al contado -en torno a 50 millones de dólares-, lo que no sirvió para revertir la tendencia.

"Otra vez vuelven a demostrar que no tienen estrategia. ¿De que sirvió vender dólares antes si hoy lo dejas correr?" Realmente desconcierta cuál es el objetivo. Deberían dar certidumbre y hoy son los mayores generadores de incertidumbre", afirmó el analista financiero Christian Buteler.

Al ejecutarse medidas contradictorias y no dar un mensaje claro explicando cuál es la estrategia, los especialistas sostienen que la reacción lógica del mercado es cubrirse esperando una futura suba.

"Parecería que se manejan por sustos, no es que se quedaron sin reservas. Capaz que dentro de dos días vuelven a intervenir", subrayó Buteler.

El volumen negociado fue de 440,5 millones en el segmento contado y sólo 2 millones en futuros MAE, lo que demuestra que el problema no pasa por una gran demanda del billete sino por una insuficiencia de oferta. Y al no preverse un fuerte ingreso de divisas hasta la liquidación de la próxima cosecha en marzo, si Nicolás Caputo sigue sin intervenir se descuenta que esta mecánica continuará.