El Banco Central de la República Argentina (BCRA) comenzó a sacar de circulación y destruir billetes deteriorados en poder de las distintas entidades. Sólo desde enero a abril, se hicieron papel picado 350 millones de billetes de distinto valor.

Como ya lo había anunciado su titular Federico Sturzenegger a principio de este año, uno de los principales objetivos del Central es reducir la oferta de circulante para incentivar el uso de medios de pago electrónicos, como las transferencias o la tarjeta de débito.

La destrucción del dinero físico se hace a través de una máquina de tecnología alemana que muele los billetes a toda velocidad. En promedio, la trituradora destruye entre seis y ocho millones de billetes por día.

Previo a ser desintegrados, cada banco le entrega al BCRA los papeles perforados y de esta manera se identifica que ya no se utilizarán como dinero de curso legal. Una vez entregados, se controla y recuentan los billetes, en algunos casos de manera manual ya que su estado impide el uso de máquinas para ese fin.

En cuestión de minutos, la máquina trituradora, transforma los fajos de billetes en una especie de ladrillos de papel picado y prensado. Luego, de acuerdo a la normativa vigente, el papel recibe un tratamiento como residuo especial.

Entre los destruidos y los nuevos billetes que se emitieron, se logró reducir la cantidad de billetes en circulación en 260 millones.