El Banco Central de la República Argentina (BCRA) subió ayer de 39% a 41,5% la tasa de interés que pagan los plazos fijos a 30 días para las personas físicas, lo que representa un rendimiento de 50,4% de Tasa Efectiva Anual (TEA).

La medida va en línea con un pedido incluido en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para que los plazos fijos rindan por encima de la inflación, que en los últimos doce meses acumula un incremento de 50,7%.

Para llegar a ese interés del 50,4%, el depositante deberá renovar su plazo fijo de 30 días durante 12 meses, sumándole a su depósito los intereses que va ganando mes a mes. Por ejemplo, si en enero depositó $100.000 y ganó $3.000 de interés, en febrero debe depositar $103.000 y así en cada mes que siga.

Para el resto de los depositantes del sistema financiero la tasa mínima garantizada se establece en 39,5%, lo que representa una TEA de 47,5%.

La medida forma parte de una adecuación de la política monetaria del BCRA, con la que busca establecer un sendero de tasa de interés que otorgue "retornos reales positivos sobre las inversiones en moneda local, y de preservar la estabilidad cambiaria".

"El Directorio del BCRA dispuso elevar en 250 puntos básicos la tasa de referencia de la política monetaria y crear la Nota de Liquidez (Notaliq) a 180 días a fin de ofrecer un instrumento de mediano plazo para absorber la liquidez", informó ayer la autoridad monetaria en un comunicado.

De esta forma, la tasa de la Leliq a 28 días -los títulos de deuda a los que pueden acceder los bancos para respaldar los plazos fijos de sus depositantes- tendrá un rendimiento de 42,5% nominal anual (TNA), equivalente a una TEA de 51,9%, mientras que la Leliq a 180 días pasará a tener un rendimiento de 47% nominal anual (TNA), equivalente a una TEA de 52,6%.

Se trata de la segunda suba en el año que el BCRA aplica a la tasa de referencia. El pasado 6 de enero, el Central la había elevado al 39%, tras haberla dejado más de un año sin cambios en el 38%. Tras conocerse el índice de inflación de enero del 3,9%, el BCRA decidió ayer una nueva suba, esta vez de 250 puntos básicos.

Una de las exigencias del FMI es que las tasas pasivas -las que reciben los que ahorran o invierten en pesos- sean positivas, es decir mayores a la inflación. Así se estimularía la inversión en moneda local bajando la demanda sobre el dólar.

Según explican especialistas, los ahorristas pueden hacer principalmente tres cosas: comprar dólares, consumir (que impacta en la inflación) o invertir en un instrumento en pesos, como las Lebacs, cuyo rendimiento depende en cierta medida de la tasa que decide el Banco Central.

Al bajar la tasa y ser menos atractiva, los ahorristas se vuelcan más al dólar (lo que aumenta la expectativa de una suba del precio de la divisa estadounidense) y al consumo (aumenta la inflación), mientras que al subir la tasa sucede lo contrario: los dólares pasan a ser menos atractivos (baja su valor) y cae el consumo (por lo que hay menos presiones inflacionarias).

Por otra parte, la suba de tasas responde a la necesidad de acelerar la suba del tipo de cambio oficial, tal como el BCRA viene haciendo en las últimas semanas. Durante 2021, el dólar oficial subió en promedio a un ritmo del 1% mensual frente a una inflación superior al 3%. Esa evolución favoreció la consolidación de una brecha superior al 100% con el dólar libre y con los dólares financieros, que hoy el Gobierno intenta reducir. El objetivo es que el rendimiento en pesos supere la tasa de devaluación. Eso le daría más incentivo a los exportadores para liquidar.