El cantor Agustín Cornejo, un triunfador al lado de Carlos Gardel.


La evocación de Saúl Salinas, en el correo del domingo pasado, trajo hasta mí la figura de otro sanjuanino que supo codearse con Carlos Gardel. También con Astor Piazzola. Me refiero a Agustín Cornejo, que nació en 1899 en Santa Lucía. Y, de la mano, justamente de Salinas, es que empezó a entreverarse en el mundo de la guitarra y el canto. Según cuenta el mismo Cornejo, fue Gardel quien lo interesó para que lo acompañara en una gira por Estados Unidos. Voy a reproducir el contenido del sitio "Argentina es tango". Allí dice Cornejo, recordando su vida artística, que "en 1926, el 'Zorzal Criollo' se iba de gira artística por el exterior. Era una tarde de llovizna en Buenos Aires, lo encontré a Carlos por Florida y me dijo que se iba para Estados Unidos. Le comenté que yo me iría con Camila Quiroga, y que a lo mejor nos encontrábamos por ahí. Y así fue, cuando llegó Gardel a Nueva York, para filmar, me invitaron a que lo visitara en el Hotel Ausonia, que quedaba a dos cuadras de donde yo vivía. Y nos pusimos a cantar. Gardel cantó 'Cobardía', después 'Si se salva el pibe' y terminó con 'Hopa, hopa, hopa'. Yo interpreté 'Nostalgias', una canción mía, una cueca de Saúl Salinas, 'Corazones partidos', y el tango 'Mano a Mano', con el permiso del autor allí presente". Luego refiere Cornejo otras anécdotas con Gardel, muy risueñas y que señalan la estrechez de su amistad. Pero el rasgo más saliente que pasó a la historia, fue su actuación en la película "El tango en Broadway", filmada en 1934. Hay un momento en que Gardel interroga a un trío de guitarristas, todos con traje y corbata. El del medio es Cornejo, quien ante una pregunta de Gardel sobre si todos eran argentinos, contestó "sanjuanino pura uva", y después cantó solo, con el beneplácito del morocho del abasto, "Qué me importa" y "Chinita", que lo hizo con gran maestría, según puede verse en la mencionada película. Después tuvo participación menor en otras películas, pero Gardel lo consideró hombre clave para su carrera en el país del norte. Pero no solamente Gardel se cruzó en el camino de este sanjuanino descollante. En la biografía de Astor Piazzola, revela que su padre, también era bandoneonista, lo llevó para que tocara en un cabaret de Nueva York. Allí Piazzola interpretó "Cuando llora la milonga", y a los pocos días formó un trío con un peruano y el argentino Cornejo, e hicieron su presentación en el teatro Roerich. Cuenta Piazzola, que fue allí que por primera vez subió a un escenario y fue aplaudido por el público. Después empezó a salir en los diarios y se fue convirtiendo en la figura que alcanzara su cenit en 1969, con "Balada para un loco". Es así como nuestro comprovinciano Cornejo, supo asociarse en su carrera con el más grande de todos, Gardel, y otro que no le va en zaga como Piazzola. Cornejo falleció en la localidad de San Justo, Buenos Aires, el 9 de julio de 1965 y junto a Saúl Salinas representa un atalaya desde donde comenzó a gestarse lo mejor de nuestra música, en los albores del siglo pasado. 


Por Orlando Navarro
Periodista