Señor director:  


El año 2016 quizás pase a la historia como el año del "no". Los resultados de los dos referéndums en Colombia y el Reino Unido, así como las elecciones en Estados Unidos, han sido consecuencia del triunfo del voto negativo. No a la globalización y a los inmigrantes, no a Europa, no a la casta, no al otro. Un caso similar se dio en España, donde no hubo gobierno casi todo el año, por un "no" obstinado al diálogo, por la negativa a dejar gobernar a la fuerza más votada. 


Eso es consecuencia, en gran medida, del fastidio y la frustración, de la absolutización de la ideología. El rey Felipe VI en su discurso de Navidad hacía un llamamiento a superar "la intolerancia y la exclusión, la negación del otro o el desprecio al valor de la opinión ajena". 


Para este año 2017, el gran reto es ir más allá de una tolerancia fría que se encierra detrás de los altos muros de los derechos subjetivos.