Señor director:


El 26 de octubre, la Escuela General Mariano Acha, de Pocito, celebró sus 100 años de vida, momento propicio para el reencuentro y la alegría de exalumnos, exdocentes y sus familias, Corresponde pues, en prmer lugar dar gracias a Dios por tantos años de fecundidad. En efecto, fueron muchas generaciones que fuimos a nuestra querida escuela 103 (como hasta hoy la llamamos los mayores), a beber de su fuente: la verdad, la belleza y el bien. Estímulo a los actuales docentes para que sigan dando lo mejor de si a través de esta maravillosa vocación que es la docencia. Y lo hago con el pensamiento de Rubén Alves (escritor y teólogo brasileño) que dijo: "Enseñar es un ejercicio de inmortablidad. Pues de alguna forma continuamos viviendo en aquellos cuyos ojos aprendieron a ver el mundo, por la magia de nuestras palabras''. Y digo esto con fundamento, pues nuestra madre que falleció hace poco, con 94 años, nos recitaba con frecuencia un fragmento del poema de Baldomero Fernández: "70 balcones y ninguna flor'' y no lo hacía en los últimos años con la voz cansada que puede tener un anciano, sino con la emoción y tono con que lo aprendió a sus 9 años en la querida escuela 103. Finalmente, vaya mis felicitaciones para la directora, Marisa Mejibar y colaboradoras por preparar tan significativo acontecimiento.