Señor director:

Ningún ser humano puede erigirse en dueño y señor que disponga de la vida o muerte de otro ser humano. No existe una sola razón que lo justifique.

Esto es válido tanto para los que ejercen el poder, como para aquellos que intenten subvertir las instituciones mediante acciones terroristas. Es necesaria esta aclaración, para evitar ser identificado erróneamente con alguno de los dos actores descritos.

Ante las recientes e inaceptables declaraciones del señor Gómez Centurión, negando realidades sucedidas durante el gobierno militar, surgieron voces estridentes de organizaciones de "derechos humanos", condenando con razón tales expresiones y reclamando la renuncia a su cargo en la Dirección de Aduanas.

Pero ante las expresiones del señor Eugenio Zaffaroni, -indigno ex Juez de la Suprema Corte-, "ahorcaría al Fiscal Nisman si viviera", se infiere que éste no hubiese podido eludir su muerte, porque si fracasaban los que lo ejecutaron, estaba esperando Zaffaroni para hacerlo.

No se escuchó una sola voz de condena, ni de reclamo de su renuncia como miembro de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA. Es evidente la hipocresía de los que conducen estas organizaciones, que discriminan entre los humanos que coinciden con su ideología, y los que no lo hacen.