Señor director:


A comienzos de la década de 1920 en el siglo pasado, la insipiente industria sanjuanina tenía como principal característica la pujanza. Esa unión entre nativos e inmigrantes europeos, trajo consigo muchas ideas de superación. Todo esto, pese a un contexto político y social tenso y difícil con la aparición de reformas cantonistas y con el asesinato del gobernador Amable Jones en 1921, según cuentan los historiadores. Así las cosas el crecimiento de la industria y la economía se hacía sentir. Esa conjunción de protección del Estado más créditos e incorporación de capitales y tecnología más la cultura del trabajo hacía de San Juan una sociedad pujante.


Con el trabajo y crecimiento en las fincas y bodegas, surgieron cuatro bancos de capitales sanjuaninos que convivieron en esos años. Se abrieron cuatro diarios y el ferrocarril llegaba a la provincia. La máquina, como usinas, automóviles, camiones, lagares, embotelladoras, se incorporaba a las fuerzas de producción. Y, en lo deportivo, surgieron clubes de fútbol ligados a las grandes bodegas, no sólo en la ciudad sino también en los departamentos.


En esas primeras décadas del siglo XX habían decenas de bodegas. Muchas más que en la actualidad. Además de vinos, producían jerez, manzanilla, espumantes que eran requeridos en todo el país.


Grandes complejos industriales como Cinzano producían vermouth y cognac que lideraban sus respectivos mercados. El aceite de oliva sanjuanino adquiría prestigio nacional. Dos fábricas producían cerveza y en la finca La Germania, en el entonces Angaco Sur, entre tantos.


Quizás el error de ese proceso de industrialización fue centrarse demasiado en la vitivinicultura y la agroindustria, dejándose de lado las áreas metalúrgicas, por ejemplo, y las relacionadas con el creciente mercado de electrodomésticos que iban a ser más estables.


Así comenzó la historia de la industria sanjuanina que sigue, pese a los vaivenes políticos y económicos, trabajando por San Juan.



Nicanor Andrada   DNI 6.019.891