Señor director: 

El Occidente cristiano conoce la profecía de Isaías que dice: "La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. Y nadie hará mal en mi santo monte". Esta clara visión alude a un reino de paz venidero, que surgirá cuando los seres humanos también nos volvamos más pacíficos, no sólo entre nosotros, si no también con respecto a los reinos de la naturaleza. 

"De mi propia experiencia puedo poner algunos ejemplos", dice Ralf, un cuidador de animales en la Tierra de la Paz de la Fundación Gabrielle, el primero relacionado con el comportamiento social de los animales salvajes: "Una vez encontramos un pequeño jabato cuya madre murió de un disparo, lo trajimos a casa y cuidamos de él.

La casa está cerca de un bosque y otra madre jabalí, junto con sus dos crías, visitaba a menudo el entorno de nuestra casa. Primero se detuvo durante un tiempo y volvió a irse. Nuestro pequeño huérfano iba siempre donde la mamá jabalí con la intención de mamar de ella, y era tan obstinado que después de un cierto tiempo ella lo adoptó. De esta cercanía social de los animales podemos aprender mucho. Se manifiestan conductas sorprendentes, muchas más de las que podríamos imaginar".