Señor director:


En toda la historia, ya sean guerras mundiales, regionales, dictaduras de todo tipo como en crisis sanitarias como la actual, siempre hubo quienes hicieron y hacen negocios con el fin de obtener ganancias, y cómo no, amasar riquezas con el dolor y muerte de seres humanos. Esto está sucediendo con la especulación de personas que quieren ganar a cualquier costo colocando sobreprecios a los productos alimenticios de primera necesidad como puede ser verduras, frutas y mercadería en general. Esto también abarca a otros especuladores de distintos rubros, quienes deberían reflexionar moralmente sobre sus conductas en medio de esta dolorosa situación.


Fui testigo de uno de tantos ejemplos como el de aquella mujer de unos 65 años que le recriminaba al vendedor de un minimercado sobre la falta de precios de los distintos productos en las góndolas. Pero, además, ella le dijo que cada vez que iba a comprar algo, los precios iban aumentando de a 10 ó 20 pesos cada tres o cuatro días. El empleado se puso a la defensiva y sólo atinó a responderle que eso era lo que debía cobrar. Sin embargo, otros clientes no decían nada y seguían en la fila como si nada pasara, como anestesiados. En otro comercio, el precio del pescado que la semana pasada costaba 320 pesos, se vendía el jueves a 360 pesos. Es decir, 40 pesos más. Las frutas y verduras han aumentado un 20 por ciento su costo. Cada semana los precios aumentan un poco más. Muchos de ellos le echan la culpa a la pandemia. Pero, siempre hay quienes reconocen que "se tienen que cubrir" para no perder ganancias. Ese tener que cubrirse, hace que la especulación y la inflación avance como un lobo sediento de sangre. Así no hay sueldo que aguante para los trabajadores que a duras penas tienen que hacer el esfuerzo de pagar, sea como sea, los impuestos y servicios. Aunque esto signifique privarse de alimentos que hasta fines del año pasado, todavía podía comprar, como leche, carnes rojas. Es de esperar que los organismos del estado como Defensa del Consumidor, la Justicia de Faltas y por qué no, la Justicia Penal, se encarguen de aquellos que no y tienen la hidalguía de ejercer valores morales que tanto falta hacen en estos tiempos.


Ramón Ochova
Poeta - Periodista