Señor director: 


Cuando las personas vemos el agua, ya sea en un lago, en un remanso, en el río o el mar, la imagen y su sonido parece relajarnos. Lo mismo suele suceder con las fuentes de agua en las ciudades. Estas resultan ser un bálsamo a los sentidos del ser humano que vive en un desierto como el nuestro. Pero, en San Juan, eso no sucede. Las fuentes de agua sirven para poner estructuras para publicitar el rally Dakar, eventos culturales o de cualquier otro tipo. 


Lo que digo se puede corroborar mirando las fuentes de agua que están en las esquinas de Rioja e Ignacio de la Roza, Alem e Ignacio de la Roza, incluso en la icónica fuente de Libertador y Las Heras, frente a la Legislatura y Parque de Mayo. A ellas se suman las de las plazas Gertrudis Funes y demás plazas capitalinas a las que se le suma la departamental de Santa Lucía y muchas más. 


Es muy triste y decadente ver una fuente de agua que no funcione. Eso muestra desidia y falta de interés en la ciudad y departamentos aledaños. 


Era gratificante al alma ver esos chorros de agua que jugaban con la brisa del Sur o bien que nos daban la esperanza de que alguna vez llueva para refrescar los tórridos veranos locales. O sólo para sentarnos en una plaza a contemplar esa imagen. 


Los funcionarios públicos seguro que darán argumentos que son poco creíbles a esta altura del siglo XXI. Como ciudadanos, los sanjuaninos reclamamos que arreglen y pongan en funcionamiento las fuentes ornamentales de agua.