Señor director: 


Noche de domingo. Incipiente otoño, pero con calor de verano. Entonces invité a mi familia a tomar un helado. De repente escuché un comentario de gente que estaba al lado nuestro, sobre lo bueno que sería que las calles de Capital y Gran San Juan tuvieran mayor y mejor iluminación. No pude con mi genio y saludé. Me uní a la conversación y opiné sobre lo visto en Mendoza. Se trata de farolas de unos dos metros y medio de alto que ayudan a iluminar las veredas, mientras que los focos que están a mayor altura pueden dar claridad a las calles.

De esa forma se obtiene muy buena iluminación, pese a la frondosa arboleda, que gracias a Dios, tenemos en la provincia. 


Este comentario es debido a que las noches comienzan a ser más largas en el tiempo y es muy necesario que el alumbrado público sea indispensable por motivos de seguridad, y lógicamente de visibilidad, tanto para peatones como para conductores de todo tipo de vehículos. 


Es de esperar que las autoridades correspondientes ordenen hacer estos trabajos en toda la provincia. Eso también sería una muy buena promoción para el turismo. Hasta se me ocurrió un slogan: "Una provincia con luz propia''.