Señor director: 


Será que uno va entrando en años, llegando a la edad de ser "viejo'', que se convierte en un ser más sensible a los sufrimientos de nuestros mayores? Me enteré hace unos días que a una señora amiga, vecina y clienta del negocio en donde yo trabajo la "depositaron'' en un geriátrico. Estimo que fueron sus hijos. Noticia que me destrozó el alma, porque esta señora, toda una dama, de singular belleza, física y espiritual, que tiene el nombre de una flor blanca y de muchos pétalos, hoy envejece sola, triste y abandonada -con algunas lágrimas saliendo de sus ojos color cielo- en una situación de abandono disfrazada de terapia, como algunos llaman a los geriátricos. 


Estos lugares que considero lúgubres, en donde la abuela o el abuelo, pasan a ser un compromiso obligado de una visita cada 15 días, no cabe en los perdones terrenales y menos en el perdón de Dios. 


Podemos comparar a los ancianos con los pájaros, que muchas veces enfermos depredadores los encierran de por vida o hasta su muerte, quitándole la libertad, poniéndolos entre rejas a cambio de un triste canto, en donde el pobre pájaro pide piedad y su libertad.. 


Los hijos no se dan cuenta cuando dejan a sus mayores en un geriátrico es que han perdido el cariño y el amor por ese abuelo que hoy los necesita mas que nunca.