Señor director:


Es importante, en primer lugar, entender y aceptar los sentimientos de enojo, rebelión o agresividad que nacen en nosotros. Son normales. Pero, necesitamos recuperar la paz interior. La primera decisión del que perdona es "no vengarse". La venganza es la respuesta casi instintiva que nos nace desde dentro cuando nos han herido o humillado. Buscamos compensar nuestro sufrimiento haciendo sufrir. Algo tan común en el mundo de hoy. Es decisivo no alimentar el resentimiento. No debemos permitir que el odio se instale en nuestro corazón. Tenemos derecho a que se nos haga justicia; el que perdona no renuncia a sus derechos. Pero lo importante, es irnos curando del daño sufrido. Perdonar puede exigir tiempo. El perdón no consiste, solamente, en un acto de la voluntad. Generalmente el perdón es el final de un proceso en el que intervienen también la sensibilidad, la comprensión, la lucidez y, en el caso del creyente, la fe en un Dios que perdona siempre. Perdonar no quiere decir olvidar el daño que nos han hecho, sino que importa recobrar la capacidad de amar a aquel que nos ha dañado. El mensaje de la Palabra de Dios expresada en la Biblia, es el camino acertado para ir curando las relaciones humanas: "Perdónense mutuamente como Dios los ha perdonado a ustedes en Cristo (Carta a los Efesios 4, 32)".


Poco a poco, palabras y conceptos que tenían en su origen un contenido cristiano, hoy se emplean sin referencia alguna a la fe. Es lo que ha sucedido con el lenguaje del perdón, ahora hemos oído hablar de "sanación interior, reconciliación con nuestra historia, etc.". El perdón del cristiano brota de una experiencia: el cristiano perdona porque se sabe y se siente perdonado por Dios. El perdón cristiano no es un acto de justicia. Jurídicamente el perdón no existe. El Código Penal, ignora el verbo "perdonar". El gesto sorprendente y, muchas veces heroico del perdón, nace de un amor gratuito. No depende de condiciones previas. No exige nada, no reclama nada. Si se perdona, es por amor. Hace algunos años, San Juan Pablo II en la "Dives in misericordia, Nº 14", invitaba a "Custodiar la autenticidad del perdón", algo que sólo es posible "Custodiando su fuente, esto es, la misericordia del mismo Dios, revelada en Jesús".

Dr Juan Manuel García Castrillón
Abogado