Señor director:


Llega el Sábado de Gloria y la Pascua de Resurrección. Son momentos en los que debemos sacudirnos de nuestras adversidades, dolores, frustraciones y errores que marcaron nuestras vidas. Si nuestra fe estuvo débil, este es el momento oportuno para respirar hondo y volver a ejercer fe, cambiar de actitud con la esperanza de que la vida personal y comunal mejoren. De nada sirve lamentarse y quedarse en esos dolores que nos aquejaron. Hoy necesitamos poner en manos de Dios, todos nuestros dolores y necesidades, pero también nuestros deseos. En las manos de Dios entregamos a nuestro querido San Juan y a toda la nación Argentina, para que el Todopoderoso ilumine a su pueblo, a sus autoridades y aquellos que quieren ocupar cargos públicos. Es necesario que todos trabajemos juntos, en paz y justicia, para que tengamos, con ayuda del Creador, paz, trabajo, educación, justicia y una vida en paz para la presente y futuras generaciones.