Señor director:

 
La medicina naturista pareciera ser nueva, pero sus bases son antiguas. Si tuviéramos que buscar sus antecedentes, debemos comenzar por los orígenes de la humanidad. Los hombres primitivos tenían a su disposición para la cura de sus enfermedades, sólo aquellos elementos que la naturaleza les ofrecía, como el agua, barro o arcilla, sol, la alimentación de frutas y verduras, las plantas medicinales.  


Ya las sagradas escrituras mencionan a las plantas como elementos curativos. Y dice, que el hombre inteligente no las deja de lado (Eclesiastés 38, 4).  


En un principio, los elementos naturales se utilizan de forma espontánea como medio de curación. Pero desde hace dos o tres siglos aparecen los que son llamados profanos de la medicina. Fueron hombres "iluminados", que comenzaron a usar los elementos de la naturaleza para la curación de enfermedades.  


Es el caso de monseñor Sebastián Knneip, sacerdote católico alemán, que en el siglo XIX, hace furor en la hidroterapia, y se dedica exclusivamente al tratamiento de las enfermedades, mediante una aplicación del agua.  
Hay otros profanos, es decir no médicos universitarios, que se dedican a curar enfermedades. Estos antecedentes nos ayudan a comprender, la base de la medicina naturista, partiendo del principio de que en toda persona existe el "médico interno", que dirige el proceso de curación.