Un nuevo estudio del Brookings Institution, titulado "Tendiendo puentes: la nueva economía cubana y la respuesta internacional", demuestra que dos décadas más tarde y a pesar de los anuncios de reformas económicas de Raúl Castro, las cosas están igual de mal, o peor. El trabajo de Richard E. Feinberg, que respalda una creciente cooperación de las instituciones financieras internacionales con Cuba, y que viajó a la isla y entrevistó a funcionarios de gobierno, economistas y académicos, dice: A pesar del aumento del turismo, algunas inversiones en minería y enormes subsidios de Venezuela, la economía cubana sigue en crisis. El principal obstáculo no son las sanciones comerciales de EEUU, sino el anacrónico modelo económico, heredado de la ex Unión Soviética y basado en la planificación central, expresa.

El ingreso promedio de Cuba es uno de los más bajos de Latinoamérica: 448 pesos mensuales, o U$S 20 al cambio oficial. Los graduados universitarios buscan frenéticamente empleo como porteros de hoteles, camareros y otras ocupaciones con acceso a moneda extranjera, o tratan de emigrar, dice el informe. El ingreso per cápita medido como paridad de poder de compra es de U$S 6.000 anuales. En comparación, en la República Dominicana es de U$S 8.000, el de Brasil U$S 11.000 y el de México, Chile y Uruguay, respectivamente, de U$S 14.000 según la ONU. La producción industrial está al 43% del nivel de 1989, y se reduce al 10% de la fuerza laboral. Las exportaciones son irrisorias, entre U$S 3.000 millones y U$S 4.000 millones anuales, casi como el subsidio petrolero de Venezuela y la deuda externa es alarmante. Cuba ha intentado desarrollar industrias de servicios como el turismo, que registra 2,5 millones de visitantes por año, y la exportación de médicos a Venezuela a cambio de petróleo, pero no alcanza a balancear el presupuesto. Pese a las reformas económicas pro-mercado, incluyendo la posibilidad de comprar propiedades, la implementación es lenta y errática por las disputas entre ortodoxos y reformistas dentro del régimen.

Feinberg propone alentar las reformas económicas en Cuba por medio de las instituciones financieras como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los funcionarios cubanos expresaron cierto interés en iniciar contactos con el FMI y el Banco Mundial, porque ambos han ganado valiosas experiencias asesorando a países como Vietnam y Nicaragua, afirma el estudio. Cuando el autor preguntó cuál era la postura cubana con respecto al FMI, un funcionario de alto rango respondió: "Cuba no tiene una postura principista en contra de las relaciones con el FMI o el Banco Mundial\'\'. Fue la primera vez que Cuba ha hecho una afirmación semejante, según el estudio.

Mi opinión: si la dictadura de Castro quiere ayuda del FMI, después de décadas de atacar a la institución, debería recibir asistencia técnica. Eso ayudaría a poner al día a los sectores reformistas dentro de la isla, y confirmaría el colosal fracaso de los octogenarios generales cubanos en todos los frentes. Los que aún creen que los hermanos Castro son populares y que la isla todavía mantiene un sistema educativo modelo, deberían preguntarse por qué los Castro no se animan a convocar elecciones libres, o por qué no permiten que Cuba participe en las pruebas internacionales PISA de estudiantes de 15 años. Saben que su farsa propagandística quedaría expuesta en un minuto.