Después del huracán Irma, recibí numerosos correos electrónicos de amigos y familiares de todo el mundo preguntándome si esta ciudad donde vivo desde hace muchos años será tragada por el mar o arrasada por los huracanes en las próximas décadas. Mi respuesta a todos ellos es: "Tranquilos, Miami no va a desaparecer".


Es cierto que hasta que llegó Irma, nunca habíamos visto ríos de agua en Brickell Avenue y otras calles del centro de Miami. Y también es cierto que el calentamiento global está produciendo eventos climáticos cada vez más extremos, a pesar de la afirmación irresponsable del presidente Trump de que el cambio climático es un "engaño".

Antes de "Irma" nunca se había visto ríos de agua en calles céntricas de Miami.


Incluso antes de Irma, había muchas señales de advertencia de que algo raro está pasando, incluyendo la aparición de criaturas marinas en las calles de Miami Beach cuando éstas se inundan.


El exvicepresidente y premio Nobel estadounidense Al Gore me mostró durante una entrevista reciente un libro sobre el calentamiento global con una fotografía de un pulpo flotando en un garaje de Miami Beach el 14 de octubre de 2016. Aparentemente, el animal llegó allí llevado por una combinación de mareas altas y la subida del nivel del mar.


La elevación media de Miami es de seis pies (230,88 cm) sobre el nivel del mar, y el aumento proyectado del nivel del mar a menos que la humanidad logre reducir las emisiones de carbono que aceleran el calentamiento global será de dos pies (76,96 cms.) para el 2060 y siete pies (269,36 cms.) para el 2100, según el Consejo Climatico Regional del Sureste de la Florida.


Un reciente titular de BusinessInsider.com decía: "Los científicos dicen que Miami podría dejar de existir durante la vida de nuestros hijos".


Bueno, no tan rápido. Para empezar, incluso en el peor de los casos la posibilidad poco probable de que sigamos teniendo presidentes estadounidenses que nieguen el cambio climático y no hagan nada para combatirlo ciudades costeras como Miami y Nueva York no desaparecerán.


Estas ciudades tendrán que gastar más dinero para comprar bombas de agua y elevar las calles, y seran más caras para quienes vivimos en ellas, pero no dejarán de existir.


Venecia, la ciudad de los canales, tiene algunos de los precios más altos de bienes raíces en Italia. Y las propiedades más codiciadas de Venecia son los palacios que dan a los canales, que se inundan varias veces al año. Holanda, también, es un país que esta debajo del nivel del mar, que ha logrado prosperar.


Hay razones para preocuparse por la economía de Miami, incluyendo la retórica antiinmigratoria de la administración actual y las restricciones de visados, que ya están perjudicando a las industrias del turismo y las convenciones.


Pero el aumento del nivel del mar no se tragará a Miami en el futuro previsible. Más bien, si no se hace nada a escala global para combatir el cambio climático, la convertirán en una ciudad mucho más cara para vivir.