La nueva concepción de Alberto Fernández, presidente electo de Argentina, tiene una perspectiva que dice ser progresista para nuestro país y Latinoamérica. La misma está enmarcada en la filosofía del populismo, cuyo proyecto sostiene a corto y largo plazo, "luchar contra la dominación extranjera''. De todas formas se advierte que lo primero para Fernández es afrontar a los más de ocho millones de personas que no están contenidos en sus postulados. Si es que reivindica entre otras cosas el objetivo de la búsqueda de la autonomía, entonces no se entiende por qué guarda expectante una relación con EEUU y el FMI. Si su política constituirá un enlace nacional con lo popular, en referencia al pueblo como esencia, es muy comprometedor su testimonio con su acercamiento a la CGT, puesto que la misma no es el pueblo ni son todos sus habitantes sino una fracción y tampoco todos los trabajadores. ¿Advierte Fernández el tamaño compromiso que asume con ellos cuando la figura presidencial es independiente del poder gremial? Parecería que todo se confunde con la doctrina peronista, pero la misma tampoco es todo el pueblo argentino y menos aún el Estado.


Ahora también Fernández se acerca a Dilma Rousseff, Lula Da Silva, Rafael Correa y Mujica. Pero: ¿son ellos representantes verdaderos de un populismo u oscilan al neoliberalismo? Si hacemos un revisionismo en sus expresiones es notorio observar serias contradicciones doctrinales entre unos y otros. Sin embargo parece ser más lógico que el planteo es estrictamente de poder pues no se observan grandes lineamientos de propuestas progresistas más que expresiones de deseo.

Alberto Fernández se acerca a Dilma Rousseff, Lula Da Silva, Rafael Correa y Mujica. Pero: ¿son ellos representantes verdaderos de un populismo u oscilan al neoliberalismo?

Si lo que postulan es la brecha entre pueblo y anti pueblo ya no hablaríamos de una grieta sino de un despropósito de enfrentamiento entre el pueblo mismo ya que la misma democracia haría factible este fenómeno indeseable.


Aunque dice Rouquie, que si bien el populismo para algunos autores se confunde con la redistribución de ingresos los intereses capitalistas nunca fueron afectados. Del populismo pasamos al neopopulismo, que no se ha extinguido y vive en el alma de la nación latinoamericana, necesita democratizarse ser "un todo'' integrado, permitir o por lo menos ofrecer que participen todos en su proyecto. No obstante ello parecería que el enfoque de estos identifica neopopulismo con progresismo, sin embargo, todos y cada uno de ellos estando en funciones tuvieron como denominador común que ninguno de los gobiernos que postularon resolvieron las crisis políticas y económicas, agudizando aún más el vacío de legitimidad de las democracias regionales, lo que trajo aparejado fuertes desequilibrios y desigualdades intestinas, afectando a los sistemas políticos que entraron en crisis porque perdieron sus plataformas, doctrinas y propuestas de gobiernos.


Hoy por hoy Fernández ubica a la Argentina en desafío a nuevas políticas progresistas queriendo llevar al Estado al rango de bienestar, pero parece no advertir que en su seno se desarrollan diversas doctrinas donde el liberalismo o el progreso de la libertad económica tienen un estandarte que se ubica en el mismo centro del conservadurismo liberal. Si Alberto Fernández sostuvo que "Macri no entendió nada y va a seguir haciendo lo mismo'' aunque termine su mandato, yo le preguntaría, qué es lo que no entendió Macri y qué fue lo que hizo y por consiguiente ahora que tendrá el poder, le pregunto ¿qué hará en su política de gobierno para entender la crisis que postula y que acciones llevará adelante para que su posición no sea lo mismo?

Por Mario Daniel Correa D'Amico
Profesor, filósofo y pedagogo, profesional de la educación con doctorado y especialización en el área.