Un día llegó hasta la canchita de básquet del actual estadio Aldo Cantoni, frente a nuestra casa, alguien a quien le decía el "loco" Vergara, joven proveniente de Isca Yacú, tradicional club de básquetbol de la provincia. Venía dispuesto a enseñar esta disciplina a los chicos del lugar, y logró entusiasmarnos, hasta el punto de que con Hugo le recortamos las manguitas a las camisetas de Independiente que hacía unos años nos habían traído los Reyes Magos, para transformarlas en camisetas de básquet.


Así comenzamos. Un día nuestro instructor tuvo que ausentarse de la provincia y nos dejó en el alma el germen de un deporte extraordinario que decidimos continuar en Inca Huasi, institución del Parque de Mayo cercana a nuestro hogar. Allí conocimos amigos que hasta hoy vemos por ahí y con quienes recordamos aquellos entrenamientos "tediosos" con el gran conductor y amigo de los chicos, el "Conde" Vera.


Los años se encargaron de las cosas. Entre otros amigos, estaba Enrique Ferres, el papá de Martín Ferres, el gran bandoneón de Bajo Fondo, quien además vivía a pocas casas de la nuestra. Con él llegamos hasta la primera división. Hugo se bifurcó hacia el fútbol, donde demostró en las inferiores de Independiente tener grandes condiciones. Con sólo 17 años, tuve la dicha de integrar varias veces la selección de básquet de mayores de la provincia, una vez con el "Negro" Arturo, otras con el chileno Sergio Farías, técnicos célebres.


El estadio del Sporting Estrella lucía repleto. Venía la Selección argentina de básquet, campeona sudamericana, la que integraban 2 jugadores de San Juan: Guillermo Riofrío y Polo Benegas. Fui convocado al combinado sanjuanino. Tan chico, no albergaba esperanza de jugar contra esos astros. 


Ya en el camarín, el utilero, creo que un señor Luján, repartió las camisetas. Aún tengo en el alma la emoción de recibir por primera vez la tradicional camiseta azul de San Juan. Me llamó la atención que me entregara un número bajo, creo que el 4 o el 5. Y enorme fue la emoción cuando Sergio Farías me dijo que integraría la formación inicial. "El "Pompo" Brizuela marcaría desde atrás a Guillermo Riofrío, jugador emblemático de esta selección y yo parado delante de él para que no recibiera la pelota. No había más margen para complicar a este "monstruo". Me fue bien, hice todo lo que pude para impedirle contacto con la pelota y convertí varios tantos.


De vuelta al camarín, acaricié como un niño que casi era la bella camiseta azul y la restituí al utilero. Tuve la sensación de que le dejaba en sus manos llenas de básquet e historias la camisetita roja de fútbol que los Reyes Magos dejaron un 6 de enero junto en la puerta de nuestra humilde casa y a la que convertí al nuevo deporte recortando sus manguitas y haciéndoles un dobladillo.
 

"Aún tengo en el alma la emoción de recibir por primera vez la tradicional camiseta azul de San Juan".

Por el Dr. Raúl de la Torre


Abogado, escritor, compositor, intérprete.