La propia pregunta es muy ambiciosa. Aun analizando experiencias del pasado, han cambiado tanto las cosas en los últimos años que no conviene realizar proyecciones, suponer ciertos resultados en base a cifras y conductas de otras épocas. Tampoco es correcto atribuir cualquier cambio a una sola causa aunque algunas han sido potentes. Ejemplos: - La peste de las patatas (papas) de 1845 a 1849 en Irlanda. La papa tiene la virtud de poder cultivarse en terrenos pequeños con buenos rendimientos. Por aquellos años, Irlanda dependía políticamente del Reino Unido y casi todos los campesinos eran arrendatarios (contratistas diríamos en San Juan) de terratenientes ingleses. Hambreados, vivían de su pequeña huerta cultivando papas, por si fuera poco, debían pagar impuestos a la corona. Vino aquella peste, no hubo cosecha y cerca de un cuarto de la población disminuyó entre muertos, alrededor de un 15%, y emigrados el 10%. Comenzó a surgir el nacionalismo irlandés que persistiría hasta nuestros días en el Ejército Revolucionario Irlandés, IRA por su sigla original, pero esa no fue la mayor consecuencia.

Para aquella época vivía en Londres, pasando grandes penurias con sus familia, Karl Marx y tamaño genocidio le habría motivado, entre otros hechos como la tremenda crisis económica en USA a raíz de la Guerra de Secesión, a escribir el célebre libro El Capital así como el más influyente Manifiesto Comunista. Ambas obras fueron la base teórica que tomarían Stalin, Lenin, Trotzky y los bolcheviques en la Rusia zarista para avanzar en la llamada Revolución Rusa y posteriormente su diseminación en todo el planeta. Ahora veamos, entre aquél incidente de las papas y la llegada del cambio radical que significarían el Marxismo, la Guerra Fría, el Muro de Berlín para terminar con la carrera armamentista y la llegada del Hombre a la Luna, pasaron más de 100 años, que suele ser el tiempo habitual de los grandes cambios culturales. ¿Fueron las papas las causantes de todo? Nadie puede atreverse a afirmarlo. La Segunda Gran Guerra causada por el intento alemán de reinstalar un imperio en Europa, provocó el violento aumento del trabajo femenino, a causa de que los varones debían estar en el frente de batalla. Muchos afirman que allí nació el actual feminismo aunque tiempo antes se habían manifestado las "sufragistas" en Londres, en Rusia las revolucionarias comunistas y en San Juan las mujeres pudieron votar desde la constitución cantonista de 1927. ¿Fue esa guerra la que promovió indirectamente el nuevo rol de la mujer en la sociedad? Tal vez, pero tampoco convendría asegurarlo como única causa. El advenimiento del rock, la manifestación cultural más importante del siglo pasado, ocurrió poco después del regreso de los soldados de aquella guerra.

Esta peste tiene muchas víctimas, pero menos que guerras y persecuciones ideológicas. Se puede suponer que el coronavirus pudiera producir un viraje de toda la humanidad.

Sus movimientos desenfrenados dieron idea de rebeldía, deseos de libertad y crítica hacia la tradición. Falda corta en las jóvenes, cabello largo y barba sin rasurar en los muchachos, la valoración de la naturaleza y el medio ambiente, la vida en comunidad, todo lo que representó el movimiento Hippie significó la apariencia de un cambio de valores que tardó poco en neutralizarse cuando los hippies crecieron y pasaron a ser "yuppies", young urban profesionals (jóvenes profesionales urbanos) que poblaron Wall Street en la segunda mitad de los setentas. "¿Y dónde estás tú, famoso gurú, ahora que se fueron y apagaron la luz?", llegó a decir Miguel Cantilo describiendo el fracaso de lo que se suponía sería el gran cambio de valores de "la gente del futuro".

Esta peste tiene muchas víctimas, pero menos que guerras y persecuciones ideológicas.

¿Fue lo del rock un desprecio a la generación del odio de la guerra o la causa de su nacimiento fue la invención de la guitarra eléctrica? Nunca lo sabremos. La suposición actual de que el coronavirus pudiera producir un viraje de toda la humanidad hacia posiciones menos agresivas y más solidarias, es un ideal querible y digno de ser perseguido, pero es muy pronto para extraer esa conclusión. Desde ya, esta peste ha cobrado muchas víctimas pero muchas menos que guerras y persecuciones ideológicas del pasado y esas guerras, no obstante haberse visto lo peor de la humanidad, no parecen haber mejorado la relación entre los países, pretensión no conseguida ni por la creación de las Naciones Unidas. Es verdad que tal vez no sea necesario esperar tanto tiempo como antes porque todo se viene acelerando desde el desarrollo de las comunicaciones por internet, pero un pronóstico apresurado sería, cuando menos, muy arriesgado. La desaparición del cielo y el infierno, las religiones, los países, las fronteras, las armas y la existencia de un mundo unido en el que nos sintamos hermanos viviendo la vida en paz, por ahora es solo un sueño inspirado de John Lennon del mismo modo que otros pensadores como Thomas More imaginaron la Utopía. Que una plaga intensa como ésta nos haga reflexionar sobre esos valores, requeriría eliminar la hipótesis de que esto fue obra de algún laboratorio que diseminó el virus en China o que fue el ensayo a escala global de una futura guerra biológica. No lo creo pero tampoco me animo a negarlo. Que el castigo de Dios pueda haber llegado como advertencia para que abandonemos el egoísmo y lo reemplacemos por la solidaridad también es posible, pero es algo que tampoco me animo a afirmar. Menos aún, atreverme a pronosticar un cambio que mi corazón desea, pero que mi razón me impide sostener que ocurrirá.