La vendimia sanjuanina afronta en cada temporada la escasez de mano de obra, que si bien siempre fue escasa -por ello la presencia de cosechadores foráneos-, ahora por la falta de motivaciones y el asistencialismo oficial, se agudizó un déficit que debe ser resuelto con intervención de todos los actores.

El problema ha sido motivo de comentario en ese espacio en años anteriores, sin que las autoridades y los sectores interesados hayan buscado soluciones de fondo, que este año se agravó a pesar de una merma notoria en la producción. Se trata de una convocatoria de alrededor de 5000 puestos de trabajo temporal que ya no atrae ni siquiera a los llamados "trabajadores golondrinas", provenientes del norte del país e incluso de zonas limítrofes de Bolivia, que cubrían las necesidades vendimiales.

No es casual que esta ausencia masiva se venga agravando en las últimas cinco temporadas, precisamente a partir de la implementación de distintos planes sociales, a los que se le sumó el año pasado la Asignación Universal por Hijo, que en una familia numerosa representa ingresos equivalentes a un sueldo de 900 pesos, sin hacer nada.

Tampoco existe una motivación salarial acorde con una tarea muy sacrificada, si se la compara con otras actividades rurales similares, según afirman en el gremio. El desinterés por las viñas debería ser un tema preocupante para atenderlo con anticipación y en ese sentido el empresariado apunta a diversificar los cultivos para utilizar cosechadoras mecánicas, aunque llevará su tiempo. Pero lo importante es recuperar la cultura del trabajo y para ello las autoridades deben exigir una contraprestación para impedir el asistencialismo ocioso.