La nueva Ley de feriados nacionales amplió las fechas en 2012 y creó el "feriado puente'', para disfrutar fines de semana extralargos, de manera que puedan aprovecharlos más de dos millones de personas movilizadas por el turismo interno. Los demás, podrán gozarlos en casa, gracias a un calendario conmemorativo diverso e inédito.

Lo cierto es que en el año entrante se promediará tres días de trabajo por uno de descanso, planteando interrogantes al crecimiento económico, porque si bien se beneficiarán los centros turísticos, el transporte y otros servicios por la mayor afluencia de visitantes, no se generará riqueza sino habrá transferencia de dinero por el consumo de gente que dejará de producir donde vive y trabaja para gastarlo en otro lado. Ya tenemos un anticipo cercano: los feriados del 23 y 26 de este mes -cuatro días para festejar la Navidad- y otros cuatro del 30 de diciembre al 2 de enero próximo, con igual propósito.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner afirmó, el 19 de noviembre último que en lo que va del año, la Argentina ha registrado un crecimiento del 9% y ponderó que 2012 seguirá esa tendencia. ¿Podrá crecer el país a tasas chinas con la cultura del ocio? Precisamente China es un ejemplo de productividad porque tiene tres feriados anuales y más de 200 días de clase en doble jornada. ¿Se cumplirán aquí los 190 días de clases en 2012 con tantos feriados? Hace más de una década que ningún ciclo lectivo argentino puede alcanzar los 180 de clases por asuetos, feriados, huelgas, y problemas sanitarios o de infraestructura, entre otros.

La cultura de la vagancia la paga la economía: día que no se produce, día que no se genera riqueza e impacta en los gastos fijos de las empresas que, además de paralizar su producción o ventas, deben pagarle al personal y, si se decide trabajar, doble jornal. También afecta al abastecimiento y la logística, ya que un fin de semana larguísimo, por los feriados puente, veda la circulación de camiones en rutas congestionadas por el turismo. Las consecuencias vienen después, con recargo de trabajo para el sector, más horas extras para normalizar el abastecimiento y peor congestión vial de la que se buscó evitar.

La política de pereza demagógica se contrapone con la convocatoria oficial de mayor inversión y productividad. La historia señala que ninguna nación se desarrolló con su fuerza laboral descansando y consumiendo. Y el sentido común ordena que para hacer turismo primero hay que generar los recursos y destinar parte del ahorro personal para el ocio y la recreación.