Dicen quienes peinan canas que los sanjuaninos nos acostumbramos fácil: llevamos el auto al mismo mecánico, nos cortamos el pelo en la misma peluquería, normalmente vamos a la misma pizzería, etc. No hay ningún trabajo científico, como una encuesta por ejemplo, que respalde la afirmación anterior, aunque tampoco encontré muchas personas dispuestas a negar la ocurrencia de este 'fenómenos' tan propio de los lugares con pocos habitantes. Es probable que ese extraño rechazo a los cambios nos haya convertido en una comunidad que también retiene a sus dirigentes, como ocurre con el peluquero o con el mecánico. Y si eso fuera cierto, entonces podríamos decir que nos estamos negando a los cambios generacionales. Obviamente, esos grandes cimbronazos que involucran a más de una generación provocan incertidumbre, porque ser joven o ser experimentado no implica ninguna certeza, ya que nadie sabe si el joven que vaya a ocupar el lugar de alguien mayor termine siendo mejor o peor que su antecesor. En San Juan ese salto generacional se está demorando, ya que el promedio de edad de los dirigentes locales es bastante más alto que en el país o el resto del mundo. ¿Por qué? Quizás los más adultos no quieren retirarse, quizás los jóvenes no están listos o, tal vez, todo se reduce a que no hay dirigentes que quieran dejar su lugar. 


Una revista especializada en mercados hizo hace un par de meses un trabajo midiendo la edad de los principales CEO de Wall Street. En esa publicación especialistas aseguraban que las personas que ocupaban esos altos cargos en las compañías más importantes del mundo, estaban 'pasados de edad'. El promedio era de 57 años, y sólo dos mujeres entre cientos de hombres, pero eso es harina de otro saco. En 2017 la afamada consultora Poliarquía exhibió una radiografía entre las 150 principales figuras políticas de la República Argentina, y obtuvo un promedio de 54 años de edad. Es decir, tanto en el país como en el resto del mundo, la edad promedio de las personas que tienen grandes responsabilidades está bastante lejos de los 60. Incluso el trabajo de Poliarquía -disponible para cualquiera en su sitio web- desglosa algunas curiosidades que podrían explicar también el fenómeno sanjuanino: 'Si bien la edad promedio de la élite política argentina es de 54 años, resulta interesante observar cómo la edad de la dirigencia varía según los espacios políticos. Los dirigentes identificados con el radicalismo y el peronismo son los más envejecidos, ya que promedian una edad de 57 años en ambos casos. Entre los dirigentes del Frente Renovador la edad media cae ligeramente hasta los 54 años. Por debajo del promedio general de 54 años aparecen los dirigentes del Frente para la Victoria, que promedian 52 años, y los del PRO, que resultan los más jóvenes con una edad media de 48 años'.

Guillermo De Sanctis.


Si nosotros tomamos los principales líderes de la política sanjuanina, funcionarios de los tres poderes del Estado, líderes sindicales y dirigentes deportivos, el promedio llega a los 63,8 años: Juan José Chica: (69), José 'Pepe' Villa (75), Hugo Goransky (63), Guillermo de Sanctis (70), Monseñor Jorge Lozano (65), José Luis Gioja (70), Juan Carlos Gioja (61), Sergio Uñac (50), Jorge Miadosqui (61), Alberto Platero (59), Miguel Ángel Gálvez (72), Graciela Caselles (55), Leopolfo Rago Gallo (67), Eduardo Cabello (58), Eduardo Quattropani (65), Marcelo Lima (63), Roberto Gattoni (63). Hay ejemplos del otro lado, también, pero que aún no llegan a ser personalidades demasiado trascendentes, como el diputado nacional Francisco +Panchito+ Guevara quien, con sus 27 años, ostenta el título de ser el legislador más joven en la Cámara Baja.


Insisto, vejez no es sinónimo de mala gestión, y hay sobrados ejemplos para ello: De Sanctis y Quattropani están transformando el Poder Judicial local. Rago Gallo acaba de producir el mayor secuestro de drogas que recuerde la provincia. Gattoni logró timonear económicamente la provincia en una de las peores crisis que recuerde la historia. Evidentemente la edad no es el problema. El problema ocurre cuando el líder no se adapta a las nuevas formas, a los cambios de época. Casualmente o no, los ejemplos de dirigentes exitosos que mencioné, son líderes que lograron rodearse de personas jóvenes que les aportan la técnica que los más experimentados perdieron por el paso de la naturaleza. Quienes no lo hacen, quienes no se rodean de nuevas corrientes, terminan tratando de sostenerse en el lugar a fuerza de recuerdos, de cosas que ya ocurrieron y que no volverán a ocurrir, de la famosa mística que no le llena la panza a nadie. Ver a Felipe Saavedra, entrando al Partido Justicialista a presentar los avales para la interna del PJ, fue testimonial. Huelgan las palabras.


Los sanjuaninos tenemos un problema importante con esto de las nuevas generaciones y los dirigentes que prefieren apoltronarse y seguir mandando, en lugar de tomar un sitial de privilegio.