La industria nacional cerró 2010 como un año récord en producción y se prevé que el ciclo exitoso se prolongue en 2011, gracias a la recuperación del comercio mundial, los precios de los commodities industriales y la demanda interna, impulsada por el consumismo alentado por la política económica. Las automotrices, con casi 800.000 unidades fabricadas y los electrodomésticos con una expansión extraordinaria, son áreas que señalan un crecimiento industrial sostenido con alto margen exportador.

No obstante el viento a favor, la industria nacional tiene un horizonte de incertidumbre por las imprevisiones oficiales que siguen mostrando fallas estructurales difíciles de resolver en el futuro inmediato. La falta de inversión en la capacidad instalada pone límites a los proyectos más ambiciosos, incluyendo nuevas radicaciones, en particular por la provisión de insumos energéticos vitales.

Las autoridades no pueden pretender un desarrollo que diversifique la economía con gran impacto social, como es la industria, principal generadora de puestos de trabajo gracias al alto valor agregado, sin solucionar problemas estructurales.

Las restricciones en el suministro eléctrico en verano y los cortes de gas en invierno, desde hace cinco años, son los peores frenos a la actividad, que ha debido paralizar plantas, suspender al personal, e incumplir con compromisos externos en muchos casos, incluso en San Juan.

La limitación energética es el escollo principal, pero también se suman las imprecisiones e inseguridades normativas, la política fiscal asfixiaste, los controles intempestivos y el acoso sindical amparado por el poder.